No es mi costumbre, ni me gustaría que lo fuera, sentarme a escribir para sangrar un festival o un comisariado así porque sí. Lo mio son más las instituciones y sus directores, los ayuntamientos y sus alcaldes y en definitiva lo que viene a ser la panda de políticos profesionales, que por muy cultos que ellos sean, poco hacen sus decisiones por la cultura y mucho por su posición social. De hecho, por poco que me haya gustado un evento, me lo pienso dos veces antes de empezar a sacar bilis, que al final sólo llevan en una dirección. Si tienes la obligación (auto-impuesta) de escribir sobre ello, uno parte de su ignorancia para buscar una visión u opinión que se le escapa. Pero esto es otra cosa.
Cuando uno se encuentra con el cartel de Situación Sonora: La deriva Aural, se da cuenta del truco, de querer venderte lo que no es. Ninguno de los nombres, quizás a excepción de David Toop (y ni eso) eran allí lo suficientemente conocidos como para que un público no especializado sepa su nombre, menos aún su discurso. Así que, aunque muchos sabíamos que aquello era un festival dedicado a las grabaciones de campo, muchos otros, por el título, podrían pensar que aquello era un festival dedicado a la deriva o al análisis de la influencia del Situacionismo en el Arte Sonoro. Pero como digo, muchos veíamos que esto iba de otra cosa y se le había puesto este nombre para pegarla.
Primero hay que decir que no pude asistir al taller de Eric La Casa, que parece que fue lo mejor, y puestos a empezar por lo bueno, que no todo son bilis, dentro de la programación de Situación Sonora hay que hablar, claro, de David Toop, que relato y releyó el capítulo Moviéndose a través del sonido de su libro Haunted Weather. Una selección de anécdotas y sonidos que describen el sonido desde un pequeño espectáculo hipnótico, casi literario. Eso sí, la poca o nula relación de estos discursos con la escena local, resonaba muy bien en la parte paródica de la charla que se marcó Chiu Longina, acompañada de una disco de Oren Ambarachi. Ante las formas casi zen de Toop, basadas en pequeños juegos circulares de palabras e imágenes, Chiu Longina repitió el discurso, para algunos de nosotros bien conocido, incluyendo ese comentario paródico, de cansancio existencial.
Tampoco estuvo nada mal el concierto de Juanjo Palacios, que ya había pasado por ECO la semana anterior, y que ha iniciado ese cuestionario de LEA bastante interesante, y esa label a medias con Comelles. De hecho, más allá de opiniones personales, los conciertos no estuvieron mal, que tampoco rompedores. Pero en este caso el trabajo de los comisarios por una parte y la gestión de la institución por otra, fueron penosos. Quizás el sábado se hizo más evidente con una programación lineal y monótona, que borraba el carácter de cualquiera de los artistas y lo emborronaba con el siguiente. Cuatro conciertos y ni un solo cartel a la vista, ni una presentación, y esto tras tres horas de charla también sin interrupción. Sólo había una aplicación para teléfonos de esos carísimos, que supuestamente sustituía al papel.
El mayor problema fueron sin duda las mesas redondas, algo que podría haber sido parcial, si no fuera por lo vergonzoso del asunto. La mesa redonda del viernes, en la que supuestamente los artistas invitados venían a hablar de su relación con la deriva, se convirtió en la ya conocida diatriba de los temas de siempre. Una persona del público me dijo a la salida que aquello le parecía una cosa de hace cuarenta años, y no iba mal encaminada, porque recordaba demasiado al debate de viejas glorias del Arte de la transición que había programado Brumaria una semana antes en el mismo Museo. Dar el turno de palabra por nombre propio, hacer referencias a discusiones ya leídas, refleja un compadreo divertido, pero también refleja la endogamia.
Aunque la cosa, a mi manera de ver, saltó a la indignación el sábado, porque al menos, el viernes, uno se reía de las pullas que iban de un lado para otro. Pero el sábado, tras una intervención bien preparada de José Manuel Costa, la cosa pasó a la vergüenza y la falta de respeto. La intervención de Costa, rayana a la crítica institucional, argumentaba la necesidad de otras lecturas de la historia y de los sus acontecimientos de un modo menos dirigista. Una argumentación que habría dado para hablar, mucho, sobre el asunto. Pero cuando les llegó el turno a Miguel Álvarez y Oriol Rosell, la sensación pasó de la sorpresa a la indignación. En el caso de Miguel Álvarez, porque se quedó como parado en seco, sin mucho que decir o sin decir nada. En el caso de Rosell, porque comenzó a enlazar conceptos de quita y pon para tratar de tirar por tierra no se sabe muy bien que, y con la única conclusión posible de “esto es así, porque lo digo yo”.
Siento quedarme en el anecdotario, pero a excepción del ejemplo ya expuesto, poco reseñable se contó allí. Y es que igual que ha sugerido José Manuel Costa en más de una ocasión y en su intervención, muchas veces a la institución o sus comisarios sólo se les pide que ofrezcan conocimiento y que exciten la sana curiosidad. Por eso, insisto, se pide solo respeto y responsabilidad. Que no sea tan evidente que la pandilla de Experimentaclub se reparten dinero público mientras se jactan de ello en el escenario de la institución. Un argumento, este del dinero, simplón para un comisariado simplón.
Que yo estaría más que interesado en un festival en el que se pongan en duda las re-re-lecturas y los re-re-visionismos, que se argumentara con peso sobre la dudosa relevancia de la deriva como acto político a día de hoy, de la transformación del espectáculo, de la mutación del poder. Pero bandear con bromas los conceptos que vienen a tratarse, habla a partes iguales de la suficiencia que fomenta la ignorancia.
Y claro, quizás tenga cierta gracia enorgullecerse de habérsela colado a una institución como el Reina Sofía, pero debemos recordar que, de paso, se la cuelan a una serie de personas que asisten allí a oír hablar del tema prometido para encontrase con una charleta vergonzante. Vergonzante de pensar que aquello es lo que la escena local tenga que decir de un tema tan abierto y conocido como la deriva, solamente por no hacer un poco los deberes.
Alguno vendrá a apreciar la presencia de lo local, algo sin duda importantísimo. Pero es que una cosa es lo local, y otra cosa el lugar común ibérico del amiguismo y la chapuza.
Para el amiguismo, evidentemente muchos pensamos en nuestros amigos como grandes artistas que comparten nuestro punto de vista en algunas cuestiones estéticas, pero una cosa es esto, y otra traerse a la pandilla de acodados a repartirse el pastel y la subvención como tristemente lleva haciéndose en este estado en todas las instituciones. Por no hablar del enchufe, que no toca ahora, que tanto espectáculo penoso nos hace presenciar.
Y aquí entra la chapuza, que no se confunda nadie, repito otra vez, pensando en que se pide corrección moral ni estética con respecto a la Sacrosanta Internacional Situacionista. Se pide respeto. Mientras Oriol Rosell tiraba de taco para no excederse con la esdrújula, en la puerta del auditorio había personas con cabreos considerables, que se habían salido de la charla porque no les apetecía soportar la sensación de estafa y que me comentaban la necesidad de escribir esta crónica. Y es que aunque a muchos se les olvida, la mediación cultural, la gestión, el comisariado o como quieran llamarlo, va dirigido a una serie de personas. Acuérdense.
Queridos pandilleros todos:
El hecho de que este sea el comentario 50 + es como para congratularse. Pero tampoco demasiado. Somos un poco los mismos hablando de nuestras cosas.
Pero creo que nos encontramos en un momento donde las Nuevas Prácticas artísticas han adquirido ya tal importancia como para no poder ser ignoradas por las Instituciones.
Esto nos planeta diferentes retos. En ARTe SONoro (la exposición) tuvimos algo más de 50.000 visitas. Situación Sonora tenía lugar en el Reina Sofia, ahora mismo estoy en Gijón con exposiciones e instlaciones sonoras ocupando Laboral…
Nos encontramos pues en situaciones que de ninguna manera podemos llamar subterraneas. Es posible, por tanto, que hayan de modificarse nuestras propias estrategias que, en un sentido muy post-moderno, se habían venido limitando casi a tácticas de supervivencia.
La polémica es sensacional, siempre que busque ir más allá. Gracias al tiempo y al esfuerzo de todos, ya no hay una sola pandilla reistente, sino muchos grupos, unidos por lazos ideológicos y personales, individuos que van por libre pero se relacionan… Esto, pandilleros unidos, comienza a adquirir otro carácter.
Y es nuestra reponsabilidad, creo yo, analizar y criticar, incluso salvajemnte, para entre todos ir adivinando los caminos que nos conducirán de esa estrategia de supervivencia a una de acción ante públicos cada vez más indiscriminados.
En unos momentos donde, además, la cultura sufre un ataque que no tiene tanto que ver con dificultades económicas, cuanto con un programa por parte de los poderes públicos para derribar el sistema imprente hasta ahora e Europa. Que también merece críticas a fondo.
En fin, que muy bien, que estamos lo suficientemente activos como para cabrearnos. A ver como somos capaces de encauzar esa energía más allá de un círculo de convencidos.
¡Bien dicho, Darío!
3. Sobre los debates. Asumo que como dice Juan Carlos, el moderador del primer día (que tiene nombre, querido Juan Carlos) fuera un absoluto incompetente. OK, no tengo el más mínimo problema. Son opiniones perfectamente respetables. Aunque yo más bien creo que ante la avalancha de gente que, como comentaba ayer Anneke, se encontró con la posibilidad de decir e incluso GRITAR lo que se le pasaba en ese momento por la cabeza, tuviera que ver o no con el tema a tratar, la postura del “se sienten, coño” equivalente a un “cállese usted que yo he venido aquí a hablar de mi libro”, no es tampoco la más acertada. Pero como he dicho asumo sin ningún problema las críticas.
– En ningún momento he dicho que el moderador fuese un absoluto incompetente.
4. Más sobre los debates. Lo que no acepto bajo ningún concepto es que se afirme alegremente que los señores que partiparon en las dos mesas (el moderador sin nombre se excluye y además ya ha asumido su fracaso como moderador) no se hubieran preparado su participación o siquiera se ponga en duda su capacidad dialéctica e intelectual para dicha intervención… Vamos, siendo claros, ante semejante afirmación o insinuación, hablando de los señores que estamos hablando, me quito el traje de programador, me pongo el de ciudadano y paso a descojonarme ampliamente… No hace falta siquiera que pierda una milésima de segundo de tiempo en explicar el currículum de los participantes en las mesas. ¿Está claro?
– Y precisamente por estar tan claro no entiendo ese tono desafiante.
6. Por supuesto, más sobre los debates. ¿Nadie de lo que podríamos llamar PUBLICO (o sea, los de abajo, para entendernos) asume las cosas más o menos acertadas y disparatadas que se dijeron????? ¿Nadie????? ¿El público no hace autocrítica?????? ¿Nadie se acuerda del recibo de la luz, el del bombo, el autor, el autor, etc, etc, etc??????? Caray, qué poco autocríticos somos entonces todos, ¿no?
– Creo que más arriba tienes tu recibo de la luz.
Saludos,
jc
Querida María:
Gracias por tu mensaje, que nos permite penetrar en algunas cuestiones estéticas -y en sus implicaciones ideológicas- de los temas en discusión.
Me centro en tu crítica a la descripción, propuesta por Jesús Carrillo (y con la que, adelanto, estoy totalmente de acuerdo), de la institución museo -y, por extensión, del propio MNCARS- como «espacio silenciador». En tu intento de refutar esa tesis, mencionas a autores como Oteiza, Fontana o Malevich, quienes -paradójicamente- encarnan de manera ejemplar distintas formas de lo que podríamos denominar «poéticas del silencio» (así, a un simple golpe de Google: http://elpais.com/diario/2008/10/21/cultura/1224540001_850215.html -Borja-Villel dixit-, o http://www.elcultural.es/version_papel/ARTE/6024/Lucio_Fontana_cortes_de_silencio. En cuanto al tercero, en «Sinister Resonance», nuestro querido David Toop escribe que «Kazimir Malevich’s Black Square is an exercise in silence»). Como tú escribes, «el museo no puede silenciar esa parte»… pero porque ya se silencia ella sola y, efectivamente, ese tipo de aproximaciones al «arte sonoro» entran en el Museo con la misma facilidad que otros salen de los auditorios en cuanto empiezan los conciertos.
Mencionas también «las obras conceptuales de Lawrence Weiner, Michael Asher y tantos otros que a nadie extraña ver en un museo» (¡cuidado con el lenguaje! ¡Lo que algunos queremos no es verlos, sino escucharlos!). Como sabemos, algunos de esos artistas sí que han realizado, excepcionalmente, piezas con sonido (http://www.ubu.com/sound/weiner.html), pero conviene recordar cómo su aproximación estética, radicada en la dimensión que yo llamo «semántico-contextual» de lo sonoro, no es -ni mucho menos- la única forma posible de concebir el sonido, o la escucha, como material creativo.
Junto a todas estas aproximaciones de carácter metafísico (en un sentido literal del término -aunque también conectado, en ocasiones, con un cierto misticismo, que desde una perspectiva materialista se aproxima, más bien, a lo mistificador-), el sonido puede también concebirse como una realidad material, física, eminentemente sensorial, o hasta sensual… Pero claro, eso es más difícil de incorporar apropiadamente en un museo, y -sobre todo- en la conciencia de quienes visitan los museos teniendo muy claro -acaso demasiado claro- qué tipo de cosas deberían presentarse allí, y cómo.
Por eso, cuando escribes que «Conocer al creador a través de su obra, es una opción, a través de su discurso es otra tan válida como la primera», creo que hace falta precisar algo importante. Cuando la materia -o el medio- de trabajo de ese artista es, precisamente, el lenguaje (como en el caso de los conceptualistas que tú citas), desde luego que sí se aplica lo que escribes. Pero cuando no es así, por ejemplo cuando nos referimos a creadores que trabajan con sonido, o con la escucha, esos dos caminos que describes no pueden estar en pie de igualdad, puesto que el «discurso» (entendido como algo distinto de la «obra», según escribes, y me temo que en un sentido estrictamente verbal -lo de las conferencias y las mesas redondas, para entendernos-) forzosamente se ubica en un plano subsidiario respecto de la «obra». Sin ésta, no habría lugar para ese discurso (¡y no viceversa!), y la validez de éste solamente puede aspirar a ser un reflejo de la validez de la obra. Ambos dominios (el de la «obra» y el del «discurso») pueden, insisto, superponerse o coincidir, pero solamente conforme a unos presupuestos estéticos muy determinados -aparte de muy «museísticos»-, que en modo alguno deberían extrapolarse a la generalidad de la práctica artística. Generalizar (o totalizar) esas asunciones estéticas e ideológicas supondría imponérselas (siquiera inconscientemente) a los practicantes de otras modalidades artísticas, que además -y en consecuencia- serían percibidos como creadores muy deficientes.
Todo ello me remite a las últimas palabras de mi anterior intervención, que no sé si han sido entendidas. Por explicarlo de otro modo: si el MNCARS, dentro de sus valiosas líneas de trabajo, decidiese aproximarse, pongo por caso, al movimiento punk (el ejemplo no es inocente, pues todos conocemos su estrecha conexión con el Situacionismo), ¿debería exigir a los representantes invitados a una mesa redonda que se tratasen entre sí -o al público- de usted? O, más allá: ¿Debería entenderse ese formato de mesa redonda -tan museístico, una vez más- el principal, o siquiera el más adecuado para una aproximación a ese tema?
Como decía, si una institución (o, pienso yo, cualquier individuo) pretende acercarse y conocer una realidad que hasta entonces ha ignorado, debería abrirse y aceptar -hasta donde le resulte posible- los modos de presentación y la lógica interna propios de esa realidad. A menos, claro, de que ese deseo y curiosidad iniciales sean solamente aparentes, y que simplemente se trate, en el fondo, de legitimar y poner en valor las propias formas de saber, los discursos, nombres, metodologías y conocimientos propios de esa institución (o individuo), sin que éstos se agiten ni vibren siquiera un poco, y además intentando figurar como alguien curioso, inquieto y abierto.
Saludos,
Miguel Álvarez-Fernández
http://hectorey-textos.blogspot.com.es/2012/03/situacion-sonora-la-deriva-aural-en-el.html
Hola.
Quisiera dejar una opinión y es que estoy totalmente de acuerdo con las reflexiones de JM Costa en este hilo, al ciento por ciento, tanto por su contenido como por la forma de comunicarlo.
Y de sus comentarios me parece destacable, en general, el acierto de saber ver el momento de cambio que se vive en este ámbito de la creación sonora (yo he reflexionado sobre el asunto en los mismos términos en multitud de ocasiones), y en particular, su mención a que la cultura sufre un ataque que no tiene tanto que ver con dificultades económicas, si no más bien con un programa para derribar el sistema imperante hasta ahora en Europa.
Yo mismo he intentado en algunas ocasiones traer este tema al primer plano entre mis más allegados, por medio de discusiones y polémicas, sin haber conseguido nunca involucrar a una masa crítica de gente, quizá por mi ineficacia, o quizá porque es un tema que no interesa a la mayoría, o quizá por cualquier otra razón que se me escapa.
El caso es que percibo un conformismo suicida, asqueroso y asqueante (como de cerdos camino del matadero), y los comentarios de Costa me han animado a dejar testimonio de lo que pienso.
La verdad, hasta ahora no me sentía inclinado a intervenir porque me parecía que esta polémica no iba conmigo.
La sigo con interés desde que comenzó, porque conozco a varias personas que intervienen en todo este sarao, pero he leído cosas con las que no estoy en absoluto de acuerdo y que me hacen sentir muy lejos de todo esto.
No miento si digo que lo primero que pensé fue que esta polémica no es más que una campaña de Relaciones Públicas para darse autobombo.
Me parece que no voy muy desencaminado si sintetizo el origen de la polémica en lo siguiente: a algunas personas no les ha sentado bien la siguiente apelación: “Que no sea tan evidente que la pandilla de Experimentaclub se reparten dinero público mientras se jactan de ello en el escenario de la institución.”
Parece que todavía hay ciertos remilgos o complejos a la hora de reconocer que se mete mano en el erario público.
¡Pues oigan, yo he formado parte de la mencionada pandilla en al menos un par de ocasiones y no me produce ningún cargo de conciencia! ¡Es más, a mucha honra!
La cuestión no debiera ser si es legítimo o no recibir dinero público, sino ¿a qué intereses se sirve con ese dinero?
Evidentemente, si los cuartos van para pagar vicios y abusos de lxs miembrxs de la pandilla, que los destierren.
Pero si cumplen con los cometidos y propósitos para los que se les cedió financiación, entonces ¿qué problema hay en reconocer que esa financiación se le ha otorgado a un(os) colectivo(s), o grupejos, o amiguetes con intereses particulares, llámese pandilla o como se le quiera llamar?
Por supuesto, esta política implicará (necesariamente debe implicar) que la pandilla estará sometida al escrutinio público, lo cual implica aceptar las críticas vengan de dónde vengan. Ya luego se analizarán con calma y se decidirá cuáles críticas son pertinentes y cuáles provienen de sectores reaccionarios que buscan el “ahorro” para las arcas públicas negando subvenciones a cualquiera que no pertenezca a su entorno reaccionario (lo que también se conoce como “te lo quito a ti para quedármelo yo”).
Yo provengo de un ámbito social donde lo que se suele entender por creación estética se asocia con disipación moral, falta de expectativas y tendencia al vicio.
Y nada me da más gusto que responder a algún familiar más o menos cercano, cuando me acusan de no dar un palo al agua (acusación que se produce a menudo), y les digo cosas como “- pues a ti lo que yo hago te parecerán chorradas, pero con tus impuestos me has pagado un par de viajes y un par de exhibiciones de esta chorrada”, y me quedo con los cojones tan anchos.
Si las grandes empresas (adalides del capitalismo) pueden garantizar sus inversiones con trampas legales como los Seguros Estatales de Crédito, créanme que a mi no me va a entrar complejo de culpa por estar exhibiendo mi trabajo a cuenta de los impuestos de todos, impuestos que, además, yo también pago aunque no tenga un trabajo “como dios manda”.
¡Pero me cago en los ostia, si es que los impuestos precisamente son para eso, entre otras muchas cosas!
Pero en fin, aquí ha habido, por un lado, un Jose Luis Espejo que ha escrito el artículo que, en mi opinión, después no ha sabido o no ha querido refrendar (lo digo con todo el respeto en lo personal porque es que además suelo encontrar interesante mucho de lo que escribes) y por otro lado un Miguel Álvarez Fernández y un Javier Piñango (entre otros) que han entendido el “ataque” como un acto de traición.
¡Mierda, pues no!
Bien, es un ataque, ¿y qué? ¿Acaso se le ha faltado a alguien al respeto? Yo no lo veo por ningún lado.
Como dice JM Costa, es nuestra responsabilidad analizar y criticar incluso salvajemente.
Y si alguien tiene problemas para entender esto, entonces puede deberse a que está pensando más con la cartera que con la conciencia, en el sentido de que se asume toda crítica (sobre todo si es salvaje) como una mancha que aviva los miedos mediáticos de la burocracia que concede los cuartos.
Pero ese modo de asumir la crítica demuestra, antes que nada, que el criticado no tiene claro que en realidad la financiación que recibe no es una dádiva que graciosamente le concede un ente superior, sino que más bien esa financiación le pertenece tanto como a cualquier otra persona o entidad.
¡Es nuestro trabajo, cojones!
Por otro lado, si hay que estar miedosos y pendientes de lo que sobre uno tiene que decir cada reaccionarix de este país, entonces más vale no salir de la madriguera.
Pero que nadie se confunda: porque haya muchxs atrapadxs en el siglo XIX que piensan que los “soniditos esos” no son más que basura, eso no significa que mi trabajo sea vanguardia.
Yo acostumbro a decir que lo que hago es música pop (popular, manida, definida y ya formulada). Y quizá no sea música, pero desde luego es pop.
Otra cosa distinta es que haya quienes han construido su discurso y hasta su identidad sobre la base de que, en esencia, su trabajo está al margen de las categorías establecidas. Pero, como bien apunta JM Costa, este no es el caso de las personas que aquí intervienen.
Así que toca reconsiderar la situación que cada uno y cada una ocupa en el mundo.
salud________
Perdón por la errata en el último párrafo de mi último texto: «A menos, claro, que ese deseo […]».
Saludos,
Miguel Álvarez-Fernández
¡Uf!, ante algunos textos, me brotan del cuerpo signos así: ?, !, &?, uffff, blablá, ¿, ¡, y…
Yo me vuelvo a la obra y luego, si acaso, al discurso.
Hacer…
Impresionante texto¡¡¡
http://hectorey-textos.blogspot.com.es/2012/03/situacion-sonora-la-deriva-aural-en-el.html
No voy a especificar porque no estudie y lo entiendo a mi manera….en el futuro hay cosas que me van a servir mucho.
De situacion sonora me quede con las ganas de ver programado y aprender un poco de un concierto que se veia a la legua….
ERIC LA CASA EN AUDITORIO 400¡¡¡
tambien me surge la pregunta como musico a las instituciones y demas centros culturales:
¿QUIEN CONTROLA A LOS COMISARIOS ASOCIACIONES SIN ANIMO DE LUCRO QUE LUEGO SE LUCRAN…PROGRAMADORES etetcetc Y DEMAS «PARAMUSICOS»??
SALU2 DARIO MORATILLA
Para Juan Carlos Blancas
Juan Carlos, sólo entro para, las cosas como son, darte toda la razón en un aspecto de tu último comentario. Efectivamente no estuve nada afortunado en el tono al referirme a que alguien pudiera poner en duda que los participantes en los coloquios hubieran preparado sus intervenciones… Efectivamente me dejé llevar por un cierto «calentamiento» en el modo de decirlo. Mis disculpas. Por otra parte quiero aclararte que en ningún momento esto iba dirigido hacia tí ni hacia ninguno de los comentarios aquí escritos. Iba dirigido exclusivamente hacia ciertas frases de la crítica firmada por Espejo.
Nada más.
Saludos
Javier Piñango
«Conocer al creador a través de su obra, es una opción, a través de su discurso es otra tan válida como la primera. Son complementarias y en mi opinión no excluyentes»
Pues cuando obra y discurso están voluntariamente enlazados por parte de su autor puede que si, pero cuando no lo están como creo que es el presente caso, y me atrevería a decir que el de todas las disciplinas artísticas musicales, pues desde luego que no. Quizás lo que se le pueda recriminar precisamente a los organizadores de las presentes jornadas es el haber dado un peso excesivo al discurso cuando no contaban con grandes oradores sino simplemente con músicos. Y es que uno tiene la sensación de que los músicos somos unos acomplejados que necesitamos adornar nuestro arte con elementos prestados de otras disciplinas no ya solo artísticas, sino filosóficas o políticas para otorgarle una enjundia de la que creemos que carece por si mismo. Por eso normalmente todo este tipo de conferencias me parecen la mayor parte de las veces insustanciales, vacías y pedantes. Mas hacer arte y menos hablar de él. Como decía Remy D. Gourmont: «El arte está hecho para ser sentido, no para ser comprendido, por eso cuando se intenta hablar de él desde la inteligencia no se dicen mas que tonterías»
Y pese a que este de acuerdo con buena parte del artículo, todo esto no quita para que piense que las críticas aquí vertidas han ido mas allá de lo meramente artístico para caer en lo que no es otra cosa que una lucha de «pandillas» latente desde hace muchos años y agudizada por la crisis económica. Muy triste.
«¿QUIEN CONTROLA A LOS COMISARIOS ASOCIACIONES SIN ANIMO DE LUCRO QUE LUEGO SE LUCRAN…PROGRAMADORES etetcetc Y DEMAS “PARAMUSICOS”??
SALU2 DARIO MORATILLA»
Creo que no eres el mas adecuado para hacer esta pregunta y creo que todo el mundo sabe bien el porqué.
He arrancado del artículo de wikipedia sobre el situacionismo,…
«Conceptos importantes dentro del situacionismo:
Para comprender el legado teórico de la internacional situacionista es necesario familiarizarse con algunos conceptos de uso tanto en el arte como en la política revolucionaria y en la vida diaria o en todo esto al mismo tiempo.
– El Detournement habla sobre la posibilidad artística y política de tomar algún objeto creado por el capitalismo y el sistema político hegemónico y distorsionar su significado y uso original para producir un efecto crítico.»
¡Mosquito! ¿No?
«- La recuperación habla sobre la posibilidad siempre presente de que ideas y cosas revolucionarias o radicales puedan ser incorporados a las lógicas dominantes por medio de la comodificación o la mera exposición vaciada de contenido.»
¿Los conciertos y la paradoja de «tocar» con paisaje sonoro alejados de los lugares o contenedores de ese paisaje sonoro? no se,… me planteo yo,… que sentido tiene eso? que pasa cuando escuchamos Asturias, Galicia o Valencia a cientos de kilometros de distancia en un contenedor, en una nevera rodeada de urbe? a mi me produce verdaros conflictos,… que necesidad hay? cabe especificar localizaciones (Haro)???, necesitamos referencias directas??? quizás hubiese sido mas interesante que Werner Dafeldecker nos hubiese llevado de paseo, con el cello, andando por Atocha? para que escuchar Atocha en el Reina Sofía?
«- La deriva propone una reflexión a las formas de ver y experimentar la vida urbana dentro de la propuesta más amplia de la psicogeografía. Así en vez de ser prisioneros a una rutina diaria, se planteaba seguir las emociones y mirar a las situaciones urbanas en una forma nueva radical.»
¿que tal eso en el Taller de Eric La Casa? o en las derivas grabadas para la RRS? bueno esas las escucharemos cuando salgan,… a ver que tal,…
Yo desde luego, con Sara Galán experimenté una nueva forma de ver un museo,… de escucharlo al menos,… luego ya veremos si eso tiene reflejo en el resultado,…
«- En la psicogeografía se pretende entender los efectos y las formas del ambiente geográfico en las emociones y el comportamiento de las personas.»
Eso ya es un poco mas complicado pero me viene a la mente LabSocial Club, de Juanjo Palacios y LABoral.
«- La creación de situaciones alude a una situación construida como un momento de la vida construido concreta y deliberadamente para la organización colectiva de un ambiente unitario y de un juego de acontecimientos, es decir tanto la realidad como los acontecimientos son fruto de una construcción previa minuciosamente preparada por poderes fácticos y no legitimada por los medios de comunicación que juegan un papel fundamental en la creación de acontecimientos .»
¿la experiencia vivida, el discurrir, la grabación de las hojas secas que Carlos Suárez compartí en su soundcloud? el underground, la autogestión, los netlabels, el cachondeo, los gritos, las facturas, la deriva dialogada, etc,…? Y si salimos del museo? Que hacemos en la Madre de las Instituciones? Realmente estamos discutiendo la legitimidad de la presencia de algunos en la Institución? Y ahí enlazo con Miguel Álvarez, Oteiza, Borja Villel etc,… las poéticas del silencio. Pero luego, vuelvo y recuerdo, algo anterior a los Situacionistas, pienso en el Salon Des Refusés y me aburro.
Y con todo eso pienso en la huída hacia otra parte, hacia espacios no condicionados por tanta legitimación,… prefiero las discusiones de Argumosa Street a las del Auditorio 200, pero quizás hace falta el Auditorio 200 para que luego surgan esas dudas, esos conflictos, en la calle, mientras devoramos choricitos a la sidra,… no lo se,…
Así que, ¿dónde realmente prosigue el diálogo? os dáis cuentas, que hasta que no abandonamos la Institución, no empezamos a hablar? dónde se producen esos juegos de acontecimientos? en el bar? a la salida? en la Calle Argumosa? fumando un cigarro mientras Juan Carlos Blancas nos cuenta que la idea de Nouvel para el patio del nuevo edificio es una aberración sónica, puesto que reverbera en uno de los puntos acústicamente mas saturados de la capital ;) ?
Así, como quien no quiere la cosa,…
¿no?
misión cumplida,…
Disculpen las faltas,…
Luego, sobre el hecho psicogeográfico, pienso inmediatamente en la posibilidad de perderse, algo que en nuestros días ya empieza a ser algo imposible, la llegada y la democratización de los terminales móbiles nos ha dejado sin la posibilidad de la deriva inconsciente, nos lleva directamente a acabar de una vez por todas con aquello de «get lost», eso ya, quedó en el olvido. Lo mismo pasa con las derivas geolocalizadas de NoTours o un servidor, ¿que sentido tienen cuando lo único que hacemos es precisamente delimitar la deriva, encauzarla y transformarla en una mera audioguía, muy pero que muy lejos de la deriva planteada en los 60?
¿Que sucede ahí? en ese punto de pura perversión de un planteamiento mucho mas errático? La deriva, como resultado, como producto (el paseo sonoro en este caso) es una construcción, una invención y una total fagocitación del sistema para con unos planteamientos muy alejados de la acomodación del sistema (ya sea del arte o de lo que os de la gana).
Lo mismo pasa con el paisaje sonoro y la acaparación, el síndrome de diógenes del que todos disfrutamos, queremos tener, tener y tener, y en realidad cuanto mas acaparamos mas se nos olvida el sentido inicial de todo ello,…. De ahí yo sinceramente volvería a Westerkamp y a escuchar paseando sin mas,… y olvidarse de grabar, editar y ofrecer experiencias enlatadas al respetable,…
Pero en esas estamos, en un sistema que nos pide que tengamos así que nosotros cogemos y presentamos nuestras experiencias enlatadas y nos jactamos de haberlas vivido, y para mas inri, ya es que ni invitamos a participar en ellas, las dejamos para que otros las escuchen,….
Lo cual me lleva (no se como) a George Brecht y esa idea de plantear situaciones, y dejar que sucedan, no plantear situaciones, presentarlas y mostrarlas,… solo plantear, implantar esa idea en la cabecita de quién queramos,.. y que este, coja y lo haga,…
Ya ven, yo me voy por los Cerros de Úbeda, que me parecen mucho mas divertidos,…
Tengo la necesidad de intervenir de modo anonimo debido a que entre gran parte de los inmiscuidos -musicos y paramusicos- en este »contraste de ideas» existen debiles prejuicios a la hora de argumentar,El principal problema notable y por el que me veo obligado a escribir de modo impersonal es sucumbir todo a una cuestion de ego y confrontacion personal no con las ideas sino para cuestionar la correspondencia entre el pregonero y su biografia e historia que otorge a este la categoria para exponer cierta idea sin que se desvie la atencion hacia cuestiones personales.
Si, se debe ser consecuente y real con lo que se dice o piensa.pero analizar en si la relacion entre el discurso y el orador en vez centrarse en el contenido alejado del ego es una perdida de tiempo y de respeto a la fluidez y eficacia de una discusion,es otro tema aparte.
Esta conducta es tan solo un modo de evadirse de la exigencia de aportar una respuesta o una excusa segun se vea.
…no es ninguna disculpa pero lo siento tendran que soportar las posibles faltas de ortografia que contengan estas palabras porque no me interesa dejar correr mi tiempo en releer esto para facilitar -en un grado infimo- su comprension….creo que ahora mejor voy a ver si hago algo de sonido
Hey paco mi Pandilla solo soy yo y como he trabajado con muchas de las pandillas y con otras no porque ya sabes …Yo te llevo tu me llevas luego…Pues se bien de lo que hablo. Y encima si has leido mi Primer post..Solo he intervenido porque nombraban mi persona… No quiero gastar tiempo en esto. Pero ahora si que lo digo CLARO a todos. El que se vaya a referir a mi que lo haga a la cara y en persona. Sino puede tener PROBLEMAS de muy diversa indole… Y no respondo de mis amistades.
Yo creo que ni es pertinente ni es admisible que alguien se dirija a nosotros -las personas que seguimos, con gran interés, los comentarios desatados por la crítica del sr. Espejo- amenazando en los términos en que lo ha hecho el sr. Moratilla en el post núm. 65. Es macarra y dictatorial. Lo digo clara y personalmente.
Sr. Moratilla, así no se construye nada, nada positivo. Considérelo con seriedad.
No creo que la creación estética tenga que ceñirse sólo a la emoción, por el contrario el discurso racional es importante, necesario y enriquecedor. Ahora, ¿Cómo se puede discutir en base a opiniones personales?. . . Decir no es el presente caso, es decir nada. ¿Por qué no es el presente caso?….
Parece que todo esto se sostiene con pinzas, ya no son los conciertos, ni las ponencias principales, ni la preparación, el problema fue el tono. . . pues seguramente alguien entre el público habla pensado que el problema fue precisamente que faltó agresividad y radicalidad. . .
Esto pasa por analizar los eventos en base a opiniones y gustos personales, y no en base a argumentar el porque de esa opinión.
Es paradójico que los coloquios que han generado todo este debate (creo positivo) sean la parte reprobable del evento, es paradójico que algo que genera polémica y reflexión es lo que hay que cambiar y corregir. . . . ¿Qué era preferible, exponer un discurso convencional según lo que “se esperaba de los ponentes” y evitar la polémica?…. se pudo realizar este tipo de exposición, pero debe valorarse el esfuerzo realizado por algunos que se alejaron de la simple anécdota para echar algo de leña al fuego, que buena falta hace.
Héctor Rey escribe un artículo en el que al menos podemos leer algunas explicaciones, dice que las intervenciones de los tres participantes fueron limitadas, afortunadamente no se conforma con una simple opinión y explica el porque; “entablar viejas batallas con la improvisación, armándose de clichés que, personalmente, me suenan a antiguos.”
No sé a que te refieres Héctor, acabo de releer el libro “improvisación libre, La composición en movimiento” del año 2008 y afirma; “En la música clásica europea, todo el desarrollo de la armonía tonal reflejó el deseo de una armonía social y política. Las relaciones jerárquicas establecidas en la concepción armónica de la música reflejaban la constitución jerárquica de la sociedad de entonces…”, Esta idea descabellada se publicó hace poco, ¿En verdad crees que el tema no es actual?, esto se dice hoy y se pretende imponer hoy. Pero hace más de 50 años Arnold Schönberg probó musicológicamente que esto es falso, la explicación esta en su tratado de armonía donde aclara que la jerarquía en las notas de la escala diatónica se originan a partir de los parciales armónicos en los sonidos tonales, es decir es un fenómeno físico. (La explicación de Schönberg es contundente, pero probablemente sería inapropiada en un coloquio sobre música improvisada, porque generaría escándalo en las aspiraciones de cierto sector del público). . . . Esto por no hablar de los últimos estudios de neuroantropología que dan la razón a Schönberg explicando como evolucionó la percepción compleja del sonido en nuestra especie.
Ahora, ¿Por qué se intenta imponer esta tesis absurda del origen sociopolítico de la armonía?, pues se quiere probar conceptualmente que la situación creada en la improvisación, libera a nuestra sociedad de ese sistema sonoro impuesto a sangre y fuego por el feudalismo y la burguesía. Ergo, la praxis que propone esas derivas liberadoras y que se aleja de la ruta marcada por el feudalismo y la burguesía es una praxis de creación musical superior a otras que están ancladas en el pasado.
Si por la actitud chapucera y agresiva hemos fomentado la ignorancia, creo que lo justo es que se indiquen cuales fueron los errores en nuestro discurso. (En comentarios anteriores expongo algunas ideas que pueden tomarse como punto de partida)
Pero bueno, no hace falta que os esforcéis, porque el problema fue el tono agresivo… Para la próxima habrá que aferrarse a los convencionalismos “que se esperan de un ponente” en este tipo de coloquios, evitar la polémica y luchar por apaciguar a cualquiera que asuma el papel de abogado del diablo incordiado la santa paz del dogma institucional.
A fin de cuenta, lo que quería expresar era que si el discurso conceptual relacionado con la deriva no pasa a través de la carne y de los huesos, es decir que si no tiene una aplicación práctica en la realidad no vale de nada. Así todas las instituciones de poder del mundo lo avalen como modelo estético y consagren como artistas cabeza de cartel, famosos y reconocidos a todos aquellos que sigan sus directrices. ¿Te parece que esta es una discusión añeja?, será que no me entero de nada y en la actualidad estas cosas ya no pasan.
Por otra parte Héctor la frase que citas de J. L. Moraza: “el arte legitima al sistema que le legitima como arte; asimismo, el sistema legitima al arte que le legitima como sistema.” Es interesante pero incompleta, pues el sistema no legitima a todos los creadores por igual, ni todos se dedican a legitimar al sistema por igual. . . . Ergo, hay distintos grados de conciencia y de compromiso con el discurso revolucionario en el campo de la creación sonora.
Creo que lo antiguo es defender o establecer arquitecturas conceptuales que no tienen aplicación práctica en la realidad actual, como aquella de que ciertas praxis o metodologías de creación sonoras ofrecen modelos para sociedades no jerárquicas, cuando sabemos que muchos de los que predican esos sermones morales, venden sus mercancías, cobran derechos de autor, disfrutan de privilegios y de una posición acomodada dentro de la estructura altamente jerarquizada del sistema.
Lo que se cuestiona aquí es el discurso engañoso y contradictorio. Por supuesto que no se puede estar absolutamente al margen del sistema. ¿Hace falta discutir una obviedad de esta naturaleza?. … Es como la absurda, inútil y falsa “argumentación” que afirma por ejemplo que Marx al vivir como burgués, en y del sistema que criticaba, desarrollo un pensamiento que esta totalmente influido por la ideología de ese sistema. Es decir, el conformismo reaccionario que pregunta; ¿para que desarrollar pensamiento o crear, si a fin de cuentas todos estamos igual de alienados?.
Para terminar, ¿Entonces se aconsejan en los próximos coloquios echar mano de teorías y directrices institucionales bien conocidas?. Pues sí, parece una buena idea quedar de puta madre, amigo de todos y de paso evitar tener que romperse la cabeza, o desgastar el organismo en una pelea que a fin de cuentas sólo vale para “fomenta la ignorancia”.
Afortunadamente Darwin, Marx o Bartok no pensaron así y trabajaron por encontrar las respuestas necesarias a pesar de la resistencia reaccionaria que encontraron a su paso…
Saludos
Hola Carlos,
muchas gracias por comentar el texto, de verdad. No obstante, me gustaría matizar algunas cosas que parece que no han quedado claras por mi culpa.
Cuando digo que ese debate me suena a antiguo me estoy refiriendo al debate ‘composición vs. improvisación’, en el que, ya se sabe, los que hacen composición defenderán a capa y espada su negocio y los que trabajamos con improvisación haremos lo propio con el nuestro.
Lo cierto es que ese debate es muy propio de los años 60 e incluso antes: podemos retrotraernos incluso al ofuscamiento de Cage y sus acólitos hacia la improvisación.
A lo que me he querido referir con esa alusión a tu intervención en el debate del primer día es a que, en un acercamiento puramente discursivo, las posibilidades de argumentación y contra argumentación en esa antigua confrontación (que pertenece al imaginario, a las proyecciones e ideas de Verdad que configuran la imagen del mundo de cada un*) son infinitas, satisfacen las proyecciones imaginarias de cada uno (y de su pretensión de completud y de poseer la verdad) y muy alejadas de lo que la materia y el fenómeno de la escucha ofrecen por sí mismas más allá de todo discurso.
Sobre esto estoy haciendo un texto que nació a raíz de un concierto de Alex Mendizabal en Larraskito y que creo que aclarará más mi punto de vista sobre ello. En él estoy desarrollando la idea de la ‘función partitura’ -que no la partitura- que, precisamente, es a partir de donde se construye el hecho de que el núcleo de la música es precisamente ese refugio ‘ad libitum’ que rompe en pedazos toda esa discusión tan pasada de rosca que intentó confrontar la composición con la improvisación.
Pienso, por ejemplo, en el ‘Keith Rowe serves Imperialism’ de Michel Henritzi. Ya sabes: encargó a varios músicos que improvisaran en solitario sin oírse mutuamente, y posteriormente acopló las diferentes tracks de cada uno por parejas, como si se hubiera tratado de dúos. ¡Y no veas cómo suena! Con razón el propio Henritzi dijo ‘A la hora de la escucha, no hay diferencia entre una composición y una improvisación’. Esto yo lo relaciono inevitablemente con la idea de la performatividad de la escucha y las condiciones de variabilidad que hacen que ésta no sólo sea algo activo sino puramente imprevisible: por eso mismo la escucha del registro tiene su propia presencialidad además de un montón de componentes de improvisación: la experiencia de escuchar un disco con un reproductor en una habitación es absolutamente diferente a la experiencia de escucha del mismo disco en otro reproductor y en otro contexto.
A donde quiero llegar es a eso que he denominado ‘función partitura’ que desarrollaré en el texto que ya he mencionado. Es evidente que la improvisación tiene muchísimos condicionantes -no necesariamente negativos- de carácter subjetivo, es decir, relacionados con los mecanismos de producción de subjetividad: antropológicos, económicos, sociales, raciales (esto es evidente) y demás. Estos condicionantes, al mismo tiempo que son los que hacen que la llamada ‘improvisación libre’ no sea tan libre como algunos pretendían, son los que hace posible y lógico entender que ‘improvisación libre’ es una tautología y que sólo es improvisación si es libre en la medida en que esos mecanismos de producción de subjetividad lo permitan. Eso es lo que denomino ‘función partiutura’.
Por otra parte, referente a la partitura, ésta tiene sus propios condicionantes que no son más en número y rigidez que los propios de una improvisación, es decir, la amplitud que permiten no es mayor ni menor que en la impro. El acto de interpretación -que es un acuerdo del intérprete con el/la compositora- es precisamente un acto que atañe a esos lugares anti-normativos de la composición, a esos lugares no nominalizados que son, precisamente, donde se esconde lo esencial de la música, lo que hace que la pieza pase a tener un plus más allá de la mera sucesión de sonidos: es decir, la musicalidad (entendida de una manera no ortodoxa ni normativa, evidentemente). Estos lugares son, en definitiva, los lugares que hacen que la interpretación no sea un acto mecánico e inmutable que cumpla con la pretensión imaginaria de completud y exactitud por parte de la persona que hace la partitura. Por lo tanto, el trabajo de la interpretación es el de sacar los significantes elididos de la partitura (dar lo que no está por medio de lo que sí está en la partitura). Por eso todo acto de interpretación es, en definitiva un acto de improvisación. Y por eso, precisamente, toda la música es siempre ‘ad libitum’.
Pero en fin, todo esto lo desarrollaré pronto de manera más clara en otro texto.
Saludos y, otra vez, gracias por comentar.
Héctor.
Pero, en cualquier caso, creo que esto no viene muy a cuento aquí y no quiero desviar esta discusión por mi culpa, así que perdón por la parrafada.
Un saludo,
Héctor.
«No creo que la creación estética tenga que ceñirse sólo a la emoción, por el contrario el discurso racional es importante, necesario y enriquecedor»
Por supuesto que el discurso racional es importante, importante a la hora de valorar al músico, pero no importante a la hora de valorar su música. Me puede encantar el neofolk alemán por mucho que deteste el discurso neofascista que lleva asociado o me puede encantar el discurso de las letras de Joaquin Sabina o Rosendo por mucho que deteste su música. Con ello no niego que el discurso no pueda influir en la música, todo lo contrario, influye plenamente. Lo que no hay es una proporcionalidad directa entre la calidad del discurso y la calidad de la música. Incluso puede llegar a haber una proporcionalidad inversa, es decir, que cuanto mas repugnante sea el discurso mejor sea la calidad de la música desde un punto de vista meramente estético.
Y digo «desde un punto de vista meramente estético» pero en realidad sobra. La música es por propia definición meramente estética, un bonito y agradable adorno, un simple placer para hacer mas agradables nuestras atormentadas vidas. Solo eso, que no es poco…
Y es que, nos pongamos como nos pongamos, la música no puede comunicar mas que sensaciones, y no puede comunicar mas que sensaciones porque no es un lenguaje. Eso de que la música es un lenguaje universal es una patraña. La existencia de un lenguaje implica un convenio entre el orador y el oyente. Blanco significa siempre blanco y negro significa siempre negro. Por el contrario hay tantos significados distintos de una obra musical como oyentes hay en el auditorio, y cada uno de esos significados difiere enormemente de la intencionalidad original del autor. El compositor posiblemente quiera decir «blanco», pero el oyente puede perfectamente escuchar «negro» mientras que su compañero de butaca escucha «rosa fucsia». No hay un convenio entre el compositor y todos los espectadores para que las palabras musicales signifiquen siempre lo mismo.
Lo que si puede pasar es que la filiación política del discurso del músico nos precondicione a la hora de aceptar o rechazar su música pero estaremos condicionando la obra por criterios totalmente extramusicales.
Extramusicales pero no extrahumanos. La afinidad ideológica o personal es algo que los humanos no podemos evitar. Y así un gestor cultural (que nombre mas feo, aunque «comisario» me parece todavia peor…) de tendencias ideológicas izquierdistas evitará contratar a un grupo de neofolk alemán o peor aun, como dice el señor Moratilla, caerá en el pandillismo del «yo te llevo, tu me llevas luego». Completamente cierto y criticable, si… pero comprensiblemente humano. Incoherentes que somos los humanos. Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra (aceptar premios de la SGAE después de haber criticado a dicha organización durante toda la vida también es humano) Nunca digas de este agua no beberé ni este cura no es mi padre.
Y lo anterior es un discurso ideológico, que no musical. Existen excepciones como la polipoesía de los Accidents Polipoetics, o el pero son muy pocas. Incluso el Spoken Word y corrientes similares creo que pueden sostenerse musicalmente en la propia sonoridad de las palabras con independencia del propio discurso que las motiva. A mi personalmente me encanta escuchar a Anne Clark con independencia del significado de sus letras (he de reconocer que mi inglés se me ha quedado bastante oxidado…)
«Si por la actitud chapucera y agresiva hemos fomentado la ignorancia, creo que lo justo es que se indiquen cuales fueron los errores en nuestro discurso».
Para mi el error fue simplemente darlo, pero no me lo tengas demasiado en cuenta porque no deja de ser mas que una opinión personal fruto de los condicionamientos filosóficos que he explicado mas arriba. Tengo que confesarte además que tampoco asistí a las conferencias del Sábado porque estuve precisamente viendo a mis excompis de Poupees Electriques que actuaban en otra sala y que son un proyecto de música experimental que ilustra mejor que nadie en este país el intento de conjunción entre el mensaje musical y el mensaje ideológico. De hecho deberíais haberlos invitado, y no por ser mis amigos (je, je…), sino por ser perfectos ilustradores del tema en cuestión. Por eso y otras cosas abandoné el grupo, o mas bien el me abandonó a mí, je, je… Pero yo no soy tan rencoroso como algunos y pese a nuestras diferencias hasta les voy a ver de vez en cuando…
U
Hola Héctor.
Ojala que más gente escribiera “parrafadas” sobre la improvisación como las que se leen en tu comentario, hacen falta reflexiones abiertas desconectadas de dogmas y de discursos engañosos.
Es absurdo e inútil defender una praxis de creación sonora vendiéndola como superior a otra, es absurdo pues a fin de cuentas no hay diferencia entre improvisación y composición. Quería sacar a la luz aspectos contradictorios que se manifiestan en ciertos discursos conceptuales, pero eso pasa también en la composición. . . creo que todos conocemos las ideas descabelladas de Adorno cuando tacha a Bartok y a Stravinsky de reaccionarios mientras Schönberg y la escuela de Viena eran para él progresistas, eso por razones basadas en una supuesta sociopolítica de la melodía y por otras aún más absurdas de atribuir falsamente un carácter reaccionario a la cultura popular. Esto no significa que Adorno no sea contundente en otros aspectos. Todos los filósofos o teóricos han cometido, cometen y cometerán errores.
Esto que comentas es interesante: “Es evidente que la improvisación tiene muchísimos condicionantes -no necesariamente negativos- de carácter subjetivo, es decir, relacionados con los mecanismos de producción de subjetividad: antropológicos, económicos, sociales, raciales (esto es evidente) y demás. Estos condicionantes, al mismo tiempo que son los que hacen que la llamada ‘improvisación libre’ no sea tan libre como algunos pretendían,”. Lo que no me convence es el tema racial, yo preferiría decir que es cultural. Ya te comenté que el mejor improvisador que he escuchado fue un negro tocando percusión en una fiesta popular, pero no era buen improvisador por negro, era un gran improvisador porque desde que estaba en el útero de su madre escuchó una música que se fundamentaba esencialmente en la improvisación, esa experiencia fue su conservatorio y su doctorado. (Aunque hace años otro negro me dijo “vosotros los blancos sois unos pésimos bailarines”, y en cierta forma es cierto. . . así que no todo ha de ser día o noche, existen muuchos matices)
Con el resto estoy de acuerdo, por ejemplo Attali comenta: “la improvisación es presentada como una forma de composición. En realidad, el orden más formal, la dirección más precisa se oculta tras un sistema evocador de autonomías y aleatoriedad”. Pero esto se puede aplicar también al serialismo integral que es una praxis claramente compositiva.
Saludos.
«…donde se esconde lo esencial de la música, lo que hace que la pieza pase a tener un plus más allá de la mera sucesión de sonidos: es decir, la musicalidad (entendida de una manera no ortodoxa ni normativa, evidentemente)»
Bueno, no tan evidentemente… :-) Me parece una concepción que sigue pecando bastante de ortodoxia. Realmente muchas de las grabaciones de campo de los señores Juanjo Palacios o Edu Comelles no dejan de ser mas que mera sucesión de sonidos de la naturaleza, pero no dejan de ser por ello música en tanto que existe una voluntariedad tanto del músico como del oyente para disfrutarlos como tal. Y quien dice las grabaciones de campo, dice la música estocástica… Hay a quien le gusta la imprevisibilidad mas extrema como forma de placer acústico, que es lo que en el fondo es la música: una sensación sonora buscada artificialmente por el hombre, un recorte artificial del espaciotiempo universal sonoro.
«la experiencia de escuchar un disco con un reproductor en una habitación es absolutamente diferente a la experiencia de escucha del mismo disco en otro reproductor y en otro contexto»
Completamente de acuerdo y mas a mi favor el que la música no es un elemento de lenguaje válido para transmitir un mensaje concreto e invariable. Para transmitir ideas mucho mejor el lenguaje escrito o el hablado.
«Estos condicionantes, al mismo tiempo que son los que hacen que la llamada ‘improvisación libre’ no sea tan libre como algunos pretendían, son los que hace posible y lógico entender que ‘improvisación libre’ es una tautología y que sólo es improvisación si es libre en la medida en que esos mecanismos de producción de subjetividad lo permitan»
Una prueba mas de que los músicos no somos grandes oradores, por lo menos cuando hablamos de música. Aparte de una mala sintaxis por no tener no tenemos ni una semántica propia sino que la tomamos prestada de otras disciplinas, así hablamos de sonido «brillante», «apagado», «oscuro», «gris», «grueso», «delgado», «afilado»… y otros adjetivos calificativos mas visuales y lumínicos que sonoros, es decir, mas relacionados con el sentido de la vista que con el del oído. No existe una semántica propia del sonido.
Mejor pues que nos dediquemos a hacer música que a hablar de ella. Aunque yo no estoy predicando en este momento precisamente con el ejemplo…
Hola Paco.
No sé, no me parece lógico que el contenido emocional de la música este disociado del discurso ideológico de su creador… Es innegable que hay una conexión…
La música resume una cantidad de elementos (no sólo la racionalidad), en ella puede percibirse o intuirse entre otras cosas el pensamiento. Pero no sólo eso, muchos otros elementos resuenan como un rastro de la personalidad.
También resuena entre otras muchas cosas un poso patrimonial, ese conocimiento que es dominio público y que llega de nuestros ancestros. Esta es una realidad que desde mi punto de escucha desvirtuar el concepto de propiedad privada, pues; ¿Cómo se pueden cobrar derechos por una obra que en parte debe su origen a ese patrimonio ancestral que aprendemos?
Ahora, tienes razón en algo, escuchar música no es como leer un libro, pero no negaras que en la percepción del sonido se intuye algo que trasciende lo puramente emocional.
Lo otro que comentas en relación a las amenazas es lamentable.
Saludos
«Ahora, tienes razón en algo, escuchar música no es como leer un libro, pero no negaras que en la percepción del sonido se intuye algo que trasciende lo puramente emocional.»
Pero solo se intuye. Y además esa intuición puede venir precondicionada por el propio compositor. Si tu pones a tu obra por título «Las Cuatro Estaciones» y a cada movimiento el nombre de una Estación del año estás precondicionando al oyente a que establezca relaciones mas evidentes de lo que realmente son entre la música y la estación que representa.
Hola Paco,
me gustaría matizar alguna cosa brevemente, y si eso ya lo retomaré en otro comentario. Es más que nada concretar que el sentido de la musicalidad -que no es más que la materialidad, y esto tiene inevitablemente que ver con el acto de erección (a ver quién hace la primera broma) implícito en el arte, es decir, el acto de erigir, de levantar, de construir- no debe ser entendido ni muchísimo menos como algo perteneciente exclusivamente a ciertas músicas ‘abstractas’ o anti-referenciales, sino que es algo independiente a cualquier registro del imaginario que se maneje.
Es decir, incluso una inspiración tan duchampiana (yo también soy muy duchampiano en muchísimos aspectos) como la que tú sugieres, basada en el simple ejercicio nominal de ‘nombrar’, también pertenece al campo del hacer: es en definitiva una praxis y también, por lo tanto, tiene su propia materialidad porque pone a funcionar un real (el real de Duchamp es evidentísimo, Duchamp era pura vida más allá de todo ideario). De hecho, cambiando de tercio, hasta las músicas más conceptuales tienen su materialidad, que vendría del hecho de que la idea (que en este caso sería la materia, por muy ideal que sea) pasa a ser cuerpo, a ser la carne de lo creado.
Creo, si me permites, que has entendido mi referencia a la musicalidad desde un prisma muy clásico al que yo no he intentado referirme.
Aunque es posible que haya sido causado por el hecho de que en mi texto he tocado las cosas muy por encima, claro.
Gracias por comentar. Saludos,
Héctor.
nota: cuando hablo del registro del imaginario me refiero al rango de materiales que constituyen la imagen de verdad del mundo. Ya sean grabaciones de campo, conceptos o pitidos opacos de feedback, algo deviene en la praxis que rebosa toda esa ilusión imaginaria y que es, precisamente, una prueba de que lo importante nunca ha sido que algo sea improvisación o no lo sea, que sea field-recordings o que sea feedback, que sea una mesa de mezclas. Que sea dripping o que sea óleo sobre lienzo.
Bueno, no sé si estoy expresándome con claridad porque tengo mucho sueño ahora… Buenas noches.
Héctor.
Se agradece tu aclaración, te había entendido mal, lo que tu llamas «acto de erección» (je, je…) o simplemente «creación» enlaza bastante con lo que yo llamo «recorte artificial» de la realidad sonora. Al fin y al cabo hasta el mismo Duchamp utilizaba las tijeras para recortar. En ese sentido desde luego tienes razón.
http://acousticmirror.tumblr.com/post/20402616650/situacion-sonora-2012-03-23-juanjo-palacios
A propósito, en esta grabación del coloquio faltan 10 min de la introducción y la primera parte donde habla Edu Comelles. . . . También falta un fragmento hacia la mitad donde Carlos Suárez explica como sus grabaciones de campo derivan en improvisaciones con los objetos de los lugares donde va a grabar.
En ese fragmento explica como en naves industriales abandonadas se registran las improvisaciones con cristales, máquinas y otros desechos, en bosques con restos vegetales o en el mar con arena, conchas, etc. Estas improvisaciones no se planifican y se manifiestan espontáneamente como intervenciones sonoras en esos espacios.
Saludos
Ahora que ya disponemos del audio del coloquio creo que puedo hablar con mas conocimiento de causa. Dejando aparte cuestiones personales y organizativas parece ser que la principal critica del señor Espejo hacia el mencionado coloquio recaía en que lo que allí se habló no se adecuaba a lo que él esperaba del título de las conferencias: «La Deriva Aural».
Tras escuchar buena parte del coloquio veo que de lo que peca éste, aunque para mi desde luego no es tal pecado, es de no incidir en el concepto de «deriva» desde el punto de vista introducido por el «situacionismo» sino desde un enfoque un tanto mas personal.
Hombre Señor Espejo, aunque exista un concepto de «deriva» creado por el situacionismo, conviene tener también en cuenta que la palabra, y también buena parte de su significado, ya existían desde mucho antes, con lo cual un enfoque sobre la deriva no tiene porque estar necesariamente basado en criterios y parámetros situacionistas. El situacionismo no tiene el monopolio sobre las palabras. ¿Que a los ponentes no se les ve demasiado preparados sobre el situacionismo? Pues no vamos a negarlo pero es que tampoco hacía falta. Ellos venían a hablar de la «deriva». ¿Que no era la misma «deriva» que usted esperaba? Pues evidentemente no. Pero ya le digo, Señor Espejo, nadie tiene el monopolio de las palabras.
Su rabieta, Señor Espejo, me recuerda por tanto un poco a la rabieta del señor Umbral y su famoso «yo he venido a hablar de mi libro, y aquí no se está hablando de mi libro». Sustituyase en este caso por «yo he venido a hablar del situacionismo y aquí no se está hablando del situacionismo».
Quizás el error de los ponentes haya estado en tratar de justificarse en este hilo cuando no eran necesarias tales justificaciones. Porque ya se sabe: «excusatio non petita, acussatio manifesta» ;-)
Un cordial saludo.
Hola Hector
Cotilleando un poco sobre tu persona en el Google, me he encontrado con ésto:
http://www.arteleku.net/mrbe/?p=883
Aunque te pongan a caldo en los comentarios completamente de acuerdo con todo lo que dices, punto por punto y coma por coma…
Nos pongamos como nos pongamos no podemos mezclar el arte con el lenguaje y mucho menos un arte tan abstracto y carente de un significado racional como es la música, no solo la música experimental, sino toda la música.
Y tampoco debemos confundir transgresión con revolución. No por ser mas transgresores en lo artístico somos mas revolucionarios en lo verdaderamente importante: lo social, lo político y lo económico.
Ni la música es el mejor lenguaje para transmitir las ideas verdaderamente revolucionarias, ni precondiciona esas ideas.
Sobre la incoherencia humana…
Hay un momento de la conferencia (creo que es Carlos Suarez quien está interviniendo) en el que se habla de las contradicciones que existen entre la defensa de determinadas teorías filosoficas y la forma en que éstas son llevadas a la práctica en la vida real por parte de determinados artistas. Se refiere en concreto el uso del copyright y el registro en la SGAE. Es en ese momento cuando alguien muy airadamente le interrumpe para poner de manifiesto el derecho de los músicos a comer aun a costa de caer en tan humanas contradicciones.
Completamente de acuerdo, si. Lo que no me gusta ya es que a continuación se comparé el chiringuito de la SGAE con el chiringuito del comisariado cultural como si el mal de los demás justificase el nuestro. La necesidad de comer se justifica por si misma. No era necesario decir mas.
Y es que las comparaciones son odiosas. No podemos comparar el dinero que mueven los comisarios o gestores culturales con las cantidades que mueve la SGAE. Por no hablar de en quien repercuten esos fondos o como se recaudan…
Enfermo que enjuaga y gestor cultural que administra algo traga, dice el refrán. Pero los gestores culturales, cuyo trabajo creo que también ha de ser remunerado, porque también comen, nos proporcionan al menos maravillosos instantes de placer. ¿Que nos proporciona la SGAE a parte de pagar mas por los soportes donde almacenamos nuestra propia música? No comparemos implicitamente por tanto a Javier Piñango y compañía con Teddy Bautista porque no son comparables, por muchos errores que hayan cometido Javier Piñango y compañia. Y recordemos que el mal ajeno no justifica el nuestro. Comer si, por supuesto que es lo primero, y a veces no queda mas remedio que prostituirse. Que os voy a contar yo que de «prostitución» entiendo un rato… Es lo que pasa cuando no tiene un mecenas…
«Es lo que pasa cuando un no tiene un mecenas», quería decir…
Un saludo
«uno no tiene un mecenas» (estoy espesito… porras…)
Paco, quería hacer unas matizaciones sobre tus últimos comentarios, especialmente sobre el último.
En lo referente al comisariado y la gestión cultural, en realidad yo nunca me he visto metido dentro de ese mundo. Y me explico. Creo que sólo una o dos veces he comisariado algo por encargo de una institución, pública o privada. Todo lo que hemos venido haciendo en Experimentaclub desde el año 2000, empezando por el propio festival del mismo nombre, han sido proyectos enteramente propios, concebidos por nosotros, para los que hemos buscado patrocinios y espacios, asumiendo siempre el control de los mismos a nivel de programación y producción. De hecho, poniendo como ejemplo el festival Experimentaclub, éste podría reflotarse en otra ciudad y en otro momento si encontramos medios y espacios para ello. Pero como te digo casi nunca he trabajado de encargo o pagado por una labor de comisariado. ¿Qué quiere decir esto? Pues que lo que he hecho en este terreno ha sido exactamente similar a lo que antes hice creando sellos discográficos, para entendernos, meterme en mil fregados sin saber nunca si las cuentas cuadrarán o no ni lo que a nivel personal yo vaya a ganar con ello. Asumir enteramente la producción de un evento que tú mismo has ideado tiene la ventaja de que tendrás la capacidad de controlarlo en aspectos que para mí son fundamentales, pero también conlleva el riesgo de jugártela económicamente con ello si no se administra adecuadamente. En resumen, una cosa es el comisariado y otra muy diferente ésta.
Cuando hablo de tener el control, esto significa por ejemplo poder decidir en qué modo gestionar el dinero de ese patrocinio que tú mismo has buscado… Yo, que vengo de donde vengo, o sea, que como muchos otros compagino mi propio trabajo artístico con esto (como en otros momentos con la edición de discos, etc), tengo junto con mi socio la posibilidad de colocar por ejemplo en el primer lugar de un orden de prioridades la remuneración de los participantes en ese evento, algo que considero 100% prioritario y más en estos momentos en los que cada vez cuesta más eso de cobrar por ofrecer un concierto o dar una conferencia (y sé de lo que hablo). Si para conseguir esto que te digo, o que la producción técnica del evento cumpla unos mínimos de autoexigencia que para mí son fundamentales (y ya sabemos que eso tampoco se cumple muchas veces), como digo si para esto hay que asumir adelantos de dinero, etc, se hace. Todo esto, insisto, poco o nada tiene que ver con la labor del comisario/gestor cultural que todos conocemos.
Por supuesto comparar la Sgae con esto en términos económicos es de risa. Por favor, hablamos de música experimental no de inbdustrias culturales… Aparte de que, desde luego en mi caso, esa simple comparación está ideológicamente fuera de lugar.
Por último un apunte sobre tu comentario a raíz de escuchar el primero de los coloquios de Situación Sonora. La idea por la que apostamos Oriol Rosell y yo no fue nunca hacer una programación dedicada al situacionismo sino, como hemos insistido, buscar, investigar, hablar sobre las conexiones que determinados conceptos situacionistas han tenido y siguen teniendo en el campo de la producción sonora. Es decir, el «uso» que se ha hecho de los mismos desde el mundo del sonido. Y esto nos podría llevar desde el punk (Sex Pistols y Malcolm McLaren, los diseños gráficos de Jamie Reid, aspectos a tratar si se hubiera hecho el proyecto tal y como se concibió inicialmente) hasta el terreno de la improvisación (Sean Meehan, también previsto inicialmente, la pieza de Capece que presentaron maDam) o ejercicios de détournement: sin ir más lejos algo de eso hubo en la conferencia de Chiu Longina… Y en el caso de la deriva, la propia «interpretación» personal que los artistas sonoros que hemos presentado hacen de la misma y cómo la incorporan a su trabajo. Ni más ni menos, por otra parte, que lo que hizo David Toop en su charla…
Un saludo
Javier Piñango
Hola Paco,
la verdad es que ese antiguo debate con Mattin prefiero dejarlo muy atrás a día de hoy. Fue ya hace ya algún año (la entrevista se publicó en el primer número de Ursonate), yo era más joven y la verdad es que no me gustó el tono en el que todo desvarió. Se dijeron cosas muy graves (yo no las dije, pero sí otras personas) sobre gente que creo que no se lo merece y que tiene una validez artística demostradísima. A día de hoy, aunque no he cambiado de opinión -es más, he ido desarrollando más mi postura y fundamentándola, lo cual no sé si es bueno o malo-, no suscribo muchas de las cosas que dije, ni tampoco alguno de los tonos utilizados. Es decir, no estoy tan seguro como parecía estarlo por aquel entonces…
Fue una discusión pública en un tono más propio de la barra de un bar. Además, aunque Mattin y yo tengamos visiones muy contrapuestas, yo respeto mucho su trabajo.
Gracias por leerlo! Saludos,
Héctor.
Es más, me he ido dando cuenta, con el tiempo, de que las cosas no son tan blancas o negras como yo quería que fueran por aquel entonces. Sobretodo respecto a las prácticas conceptuales, cuestión que entronca con lo que hablábamos antes sobre la materialidad…
En fin, diferentes momentos implican diferentes formas de sentir, y si esas cosas fueron dichas fue porque había motivos. Lo que sí mantengo, como comenté más adelante en ese blog, es mi posicionamiento del lado de la materia. Esto tiene que ver con lo que comentaba en otro post respecto a la materialidad en las prácticas sonoras conceptuales, que tiene que ver con la operación técnica en la que el concepto se vuelve ‘carne’.
Pero, otra vez, no quiero desviar el tema de vuestro debate, así que perdón por las parrafadas, que a lo mejor no vienen a cuento.
Héctor.
…y, respecto a lo que comentas en relación a la música: para mí, el punto no es exactamente que la música sea un elementro ‘transmisor’ de ideas sino que la creación, en tanto que espacio de construcción del sujeto, espacio ‘de resistencia’, siempre es un acto que puede entenderse como político. Por eso no es necesario hacer ‘arte político’ para ser político.
Parafraseando a J. L. Moraza otra vez…: «(el) sujeto’, siempre dividido, y que sólo existe en relación a otro, incluye también lo que tiene de objeto del otro. De ahí que este sujeto no es individuo, sino en todo caso dividuo, es decir, internamente recorrido por fisuras y carente por cuanto de él forma parte esa valencia que implica su combinación con otros. Del equívoco entre individuo y sujeto habrán surgido muchos malentendidos respecto a la interpretación del arte en relación a la subjetividad. Digamos que no hace falta la autobiografía o la típicamente surrealista aportación deliberada de material inconsciente a la obra para que hablemos de la comparecencia del sujeto. Más bien se trata de reconocer que el sujeto, el dividuo, adquiere su condición en el acto mismo de la obra, y que su estilo cualquiera que sea, algo testificará del modo en el que esa elaboración subjetiva ha provocado».
Saludos,
Héctor.
Hola Javier
Creo que he debido expresarme mal porque no era mi intención atacarte sino todo lo contrario, defenderte de ciertos comentarios que se vertieron en la conferencia y que he escuchado en determinado momento de la grabación.
Tienes razón, cualquier comparación entre la SGAE y lo que tu haces está ideológicamente fuera de lugar. Mi error quizás haya sido rebatir la comparación de tu atacante desde el ángulo opuesto pero utilizando la misma dialéctica cuando era la propia comparación la que estaba fuera de lugar. Sin duda una equivocación por mi parte que ha dado lugar a malentendidos. Perdóname por mi error.
Aún así, y aunque nos desanime y nos duela, debemos entender también que en un momento de crisis y recortes como desgraciadamente es el que estamos viviendo, la gente nos pida quizás mas explicaciones de las debidas sobre los fondos que manejamos, mas si son fondos públicos. Aunque no seas un gestor cultural o un comisiario propiamente dichos, y aunque las ayudas no cubran la totalidad del coste de tus proyectos tampoco puedes negar que hay dinero ajeno en juego, dinero que se detrae de otras partidas, a lo mejor mas necesarias, para dártelo a tí. Y en esos casos hay que estar muy pero que muy seguro de que lo que hacemos es muy bueno y está muy bien gestionado, algo que desde luego no dudo que es cierto en tu caso, pero que es legítimo exigir. No debemos ofendernos por ello aunque nos duela. Como dice el dicho: la mujer del Cesar no solo ha de serlo sino parecerlo.
Un saludo.
Hola Hector,
Si, quizás fuiste un pelín radical. Yo tampoco niego una cierta inevitable conceptualidad al arte, efectivamente las cosas no son ni blancas ni negras sino que existe una infinita escala de grises. E incluso a veces mis propios trabajos tienen ciertas connotaciones conceptuales, no puedo negarlo. Pero aún así creo que para lograr ciertos fines hay ciertos medios mejores que el arte y sobre todo que el arte no debe quedar limitado, supeditado y eclipsado por el concepto hasta perder su propio sentido artístico. El ejemplo que pones en tu entrevista de que hay discos tan conceptuales que no hace falta ni siquiera abrirlos y escucharlos porque solo el hecho de su existencia ya satisface el concepto que pretendían buscar me parece que ilustra perfectamente lo que quiero decir. Arrepiéntete por tanto un poco de tu artículo pero tampoco demasiado que cierta razón no le falta ;-)
Un cordial saludo.
Paco, todo claro y al 100% de acuerdo. Gracias.
Un saludo
Javier
Fascinante, el arte sonoro como nueva forma de espectáculo, lo añadiré en la próxima edición.
salud
bueno, al final esto se ha puesto muy interesante! Gracias a Carlos, Hector, Paco, Edu y Miguel por sus reflexiones y discursos. Evidentemente esto no cabía en media hora de debate. Y como se ha dicho, pasemos a hacer y escuchar sonidos. Pensar también, y escribir, pero siempre antes sumergirnos en el sonido y en la creación.
Carlos, no entiendo el conflicto que estableces entre armonía e improvisación. Efectivamente, la escena improv trabaja alejada de la armonía convencional, sin embargo, es perfectamente posible improvisar dentro de las normas más estrictas. Parece que (Miguel, corrígeme) Bach era capaz de improvisar fugas sobre cualquier motivo que se le planteara, y en la música «clásica» siempre se han reservado espacios para improvisaciones de los solistas y virtuosos, que por supuesto entraban dentro de las reglas de la armonía imperante. En el jazz modal se establece un marco fácil donde las melodias siempre encajan, facilitando el juego melódico y tímbrico.
La improvisación se enfrenta mejor a las ideas de forma y estructura, y por supuesto a la idea de obra cerrada y de única lectura.
Me sorprendió igualmente ese empeño en trasladar el debate de la Deriva Aural hacia el problema de la improvisación (así como al capitalismo y los derechos de autor, pero son otros temas). Comparto tu idea de que este es un debate un poco antiguo, y creo que la mayor parte de la escena de música electrónica y experimental juega con partes de composición e improvisación con total libertad y despreocupación.
Como artista participante en el concierto final, creo que el gran acierto de la propuesta estuvo en establecer esa relación entre el reciente auge de las prácticas sonoras basadas en la grabación de campo, potenciado por el abaratamiento de la tecnología, como en tantos otros campos, con la idea de deriva y sus implicaciones con la experiencia del entorno. Efectivamente, no era una jornada sobre situacionismo, y nadie aparecía como gran experto en la cuestión. Sin embargo, los artistas implicados estuvimos durante varios meses trabajando alrededor de ese concepto de deriva aural, y llevamos al público una propuesta, con mejor o peor fortuna. En mi caso adapté todo mi set al sistema de doble estéro que me permitía jugar con la espacializión del material sonoro, estableciendo esa conexión entre el movimiento de masas sónicas y la deriva, trasladando el desplazamiento a la experiencia del público. Al mismo tiempo, en esos meses fui «encontrando» lugares en mi entorno con características sonoras excepcionales, que trasladé a la pieza presentada. Este proceso de reflexión sobre la conexión entre obra sonora basada en grabaciones de campo y deriva es la clave del evento, y considero que funcionó muy bien, generando reflexión entre músicos, ponentes, público, e incluso siendo extendida en el tiempo más allá de la duración del evento a través de este espacio web, que está conformando un cuerpo de escritos realmente interesante.
Ah, y sobre la armonía, me ovidaba: es verdad que hay relaciones matemáticas entre frecuencias que resultan más agradables al oido. Una nota que oscila el doble de rápido que otra coincide cada dos ciclos con lo que refuerza la señal original. Sin embargo, el oido (el cerebro) puede aprender a disfrutar de relaciones más complejas, y la historia de la música occidental ha sido un aprendizaje lento de este tipo de armonías más difíciles. En el tratado de Fux, base del contrapunto, se prohiben los intervalos de segunda, cuarta, quinta disminuida, e incluso la séptima pues se consideran disonancias. Sin embargo, en siglos posteriores estos intervalos se aceptaron, aunque primero exigiendo una resolución más armónica, hasta llegar a la gran apertura armónica de la música dodecafónica.
Me encanta la música ambient, y sin embargo no aguanto el ambient con melodías sobre una escala mayor, sin modulaciones, o sobre una pentatónica. Me resultan absolutamente empalagosas y simplonas, y me llevan al terreno del new-age más ramplón, aunque entiendo que no es esa la intención. Sinceramente necesito complejidades armónicas, o en su defecto, un reduccionismo salvaje que elimine el factor armonía al concentrar todo el desarrollo en texturas y transformaciones tímbricas. El oido educado puede ir mucho más allá de las relaciones armónicas simples. Y eso sin adentrarnos en la micro-tonalidad, que es algo habitual en gran parte del planeta…
Hola Jaime.
Se habló de la deriva errática o deriva selectiva del proceso de creación sonora, se habló de la deriva dialéctica que aparece en una conversación porque no sabes lo que el otro te va argumentar, (esto se puede aplicar también a la improvisación en grupo) y se habló de la deriva del trabajo en la fonografía cuando llego a un lugar improvisando con los objetos que encuentro y registro el proceso.
Es inevitable tener que contar lo que sucede en la periferia y el contexto, pues lo otro son anécdotas y en la periferia esta la polémica, lo diverso, esa especie de catalizador ideológico que propicia el movimiento. Quería echar algo de leña al fuego, pues creo que un evento que no genera discusión es un completo fracaso.
No he establecido conflicto alguno entre armonía e improvisación. ¿De donde sacas eso?. He dicho que alguien del mundo de la improvisación escribió; “En la música clásica europea, todo el desarrollo de la armonía tonal reflejó el deseo de una armonía social y política. Las relaciones jerárquicas establecidas en la concepción armónica de la música reflejaban la constitución jerárquica de la sociedad de entonces…”,
Es absurdo e inútil defender una praxis de creación sonora vendiéndola como superior a otra. Es absurdo pues a fin de cuentas no hay diferencia entre improvisación y composición en tanto creación sonora. Sólo quería sacar a la luz aspectos contradictorios que se manifiestan en ciertos discursos conceptuales. . . Mal podría yo hablar contra la improvisación cuando utilizo esa praxis de exploración y creación sonora, entre otras. Ahora, no creo que una praxis sea superior a otra, me interesa el eclecticismo creativo no los dogmas metodológicos.
El problema es que con sofismas y mentiras se quiere probar conceptualmente que la situación creada en la improvisación, libera a nuestra sociedad de un sistema sonoro supuestamente impuesto a sangre y fuego por el feudalismo y la burguesía.
Ahora, ¿de que me hablan?, muchas orquestas de improvisación tienen conductores y solistas tal como las orquestas clásicas, y tienen ese tufillo añejo a free jazz, pero claro conceptualmente hablan de que siempre establecen formas abiertas…¿?. . . y sobre todo hay que entender que no cualquiera puede tocar en esas orquestas, precisas esta a un cierto nivel dentro de la pirámide jerárquica del virtuosismo instrumental. La verdad es que a menos que fundes un grupo de improvisación de pringaos socioeconómicos estas jodido, porque en la orquesta de los genios ni de coña entras.
Con sofismas y mentiras se busca poder, tratando de probar la superioridad de una praxis sonora, diciendo que las derivas liberadoras de la improvisación se alejan de la ruta marcada por el feudalismo y la burguesía. No planteo conflictos con ninguna praxis, simplemente digo que es falso el determinismo que afirma que “las relaciones jerárquicas establecidas en la concepción armónica de la música reflejaban la constitución jerárquica de la sociedad de entonces.” Como si la monarquía o la burguesía pudieran crear e imponer un sistema armónico cerrado para los creadores. Sabemos que durante el barroco la nobleza bailaba al son de danzas populares.
Ahora, dices que “La improvisación se enfrenta mejor a las ideas de forma y estructura, y por supuesto a la idea de obra cerrada y de única lectura.”. Bueno, cuando improvisas para un público haces una obra cerrada que sucede en esa ocasión, ya la intencionalidad de la situación “concierto” es una forma cerrada, y ¿Qué me dices del CDs, mp3, grabaciones de los autores genios o no tan genios de la improvisación?, ¿no son obras cerradas y de una única lectura?.
Particularidades de la improvisación como el descubrimiento exploratorio, la fluidez, el desapego no la hace mejor ni peor que la partitura, simplemente es otro camino…. Además, los músicos populares llevan muuuuchos siglos improvisando, probablemente la improvisación sea un método de creación sonora mucho más antiguo que la composición escrita, bueno, más que probable eso es evidente, pero eso no significa que la improvisación sea una praxis añeja y peor que la composición escrita….. . No entiendo esa obsesión por dogmatiza tachando al que no acata el dogma como enemigo.
Esto que dices es interesante pero no refuta a Schönberg;
“Ah, y sobre la armonía, me olvidaba: es verdad que hay relaciones matemáticas entre frecuencias que resultan más agradables al oído. Una nota que oscila el doble de rápido que otra coincide cada dos ciclos con lo que refuerza la señal original. Sin embargo, el oido (el cerebro) puede aprender a disfrutar de relaciones más complejas, y la historia de la música occidental ha sido un aprendizaje lento de este tipo de armonías más difíciles.”
Te aconsejo que leas el tratado de armonía de Schönberg. Si el cerebro es capaz de aprender podrías poner ejemplos de los casos concretos en los que “todo el desarrollo de la armonía tonal reflejó el deseo de una armonía social y política. «Las relaciones jerárquicas establecidas en la concepción armónica de la música reflejaban la constitución jerárquica de la sociedad de entonces…”
El cerebro a través de la historia estética ha logrado romper con tradiciones y crear nuevos caminos, no se a que te refieres con programaciones cerebrales, que yo sepa la música no se estanco por siglos en ningun sistema cerrado siempre evolucionó y progresó, sobre todo en los tiempoe en los que mantuvo una relación estrecha con la cultura popular.
Si aprendemos de Marx una teoría económica que nos permite entender como funciona el capitalismo, ¿es porque esa obra es un manifestación absoluta de la ideología burguesa imperante en tiempos de Marx?, ¿Adonde se quiere llegar?. Es precisamente el desarrollo creativo el que nos ha alejado paulatinamente de la armonía basada en la “escala de jerarquías” tonales básicas. Bueno, para empezar yo no lo llamaría jerarquías, ya eso es un error, es simplemente que por su posición en el orden de los parciales armónicos los sonidos asumen funciones dentro discurso …
«Las relaciones jerárquicas establecidas en la concepción armónica de la música reflejaban la constitución jerárquica de la sociedad” , esta es la típica frase de la grandilocuencia conceptual que no tiene ninguna base en la realidad. Recuerda que no fue en los países donde la burguesía fue extirpada donde apareció la idea de la música atonal.
Otro ejemplo, yo trabajé en la selva con la música de pueblos que vivían en casas comunales, sin jerarquías sociales ni sentido de la propiedad privada y su música era radicalmente tonal. ¿?
Otro ejemplo más, Bach en medio de un feudalismo salvaje utilizó el sistema temperado para poder modular de una tonalidad a otra con facilidad, es decir derrocar el centro tonal y sus acólitos, substituyéndolo por otro centro y después romper ese otro centro para ir a otro, y a otro, etc. La “jerarquía” o función de las notas cambiaba constantemente, nada que ver con el sistema socioeconómico imperante en tiempos de Bach.
¿Sigo poniendo ejemplos. . . . ?
El origen de la armonía esta en los parciales armónicos, recuerda que todo sonido es armonía. . . esa combinación de sinusoidales es lo que produce el carácter tímbrico, de forma tal que cuando escuchamos un sonido monofónico escuchamos una armonía, y de esa armonía armónica fue que nació hace siglos las funciones o “jerarquías” dentro de la tonalidad no modulante. . . eso no lo impuso ningún papa o rey…. como gran parte de la música se origina en la cultura popular, de hecho la música de Bach se basa en danzas populares, NO en matemáticas. . . El tema de los parciales armónicos es sensorial no matemático, por no hablar de los últimos estudios de neuroantropología que dan la razón a Schönberg explicando como evolucionó la percepción compleja del sonido en nuestra especie.
Las reglas del tratado de Fux se relacionan con una tradición del contrapunto, con un estilo de la época… es como si lees un libro sobre la música ruidista y me comentas que por aparecer en una época particular es un reflejó del deseo de relaciones jerárquicas de la sociedad capitalista actual. Esos tratados eran apenas guías de estilo, los compositores básicamente lo que hicieron fue destrozar gran parte de esas reglas básicas mientras otra les resultaron útiles. . . . ¿Pero que tiene esto que ver con el origen de la armonía?, ¿crees que la impuso un tío en un libro o porque la iglesia consideraba diabólico un intervalo?. Esa prohibiciones sucedieron, pero no por la intención de reflejar un estructura socioeconómica en la música, simplemente era la tradición reaccionaria intentando como siempre reprimir el discurso de los creadores.
Te repito, Arnold Schönberg explica el origen de la armonía su tratado.
Pero bueno, creo que además he puesto otros ejemplos bastante claros como la música de ciertos pueblos amazónicos o Bach.
Hablando de “la gran apertura armónica de la música dodecafónica.” Esto no sucede como una imposición o consecuencia de una sociedad socialista, no sucede en China o la Rusia revolucionaria, “la gran apertura armónica de la música dodecafónica.” aparece en el seno del capitalismo salvaje y jerárquico…. Otra prueba más de que una explicación socioeconómica de la armonía es descabellada.
Es posible que una composición tonal sea mucho más progresista que una atonal, el carácter revolucionario de una obra no tiene que ver con las supuestas analogías conceptuales entre la estructura musicológica formal y un sistema socioeconómico.
Saludos
¡Buenos días!
Me había prometido no volver a participar en el debate. Estas cosas están muy bien si se saben poner en su lugar, pero hay que tener mucho tacto con ellas, porque corremos el riesgo de, sin darnos cuenta, refugiarnos en las capas y capas de pensamiento para evadir lo que yo creo que es más importante: el pico y pala. Eso sí, no un pico y pala irreflexivo, pero tampoco una reflexión improductiva. No quiero vivir en el Verbo que tanto critico. Hacía días que no me metía en este post de la web, pero ayer volví a entrar y lo que leí me dejó un poco confuso, por lo que me gustaría matizar algunas cosas desde mi opinión, si os parece.
Carlos, creo que a lo largo de todo este post has estado utilizando registros muy diferentes del concepto ‘improvisación’ de manera indiscriminada. Creo que este uso indistinto de los diferentes registros del concepto es muy problemático. Quizás venga bien para esa cruzada que tienes contra la improvisación -que, como comenté en otro post, me parece bastante antigua, igual que la que los ‘abuelos de la improvisación’ tienen contra la composición-, pero yo creo que genera mucha confusión, aunque supongo que ese no es tu propósito.
Se me ocurre, así sin pensármelo mucho, por lo menos cuatro registros diferentes de la improvisación que estás utilizando indistintamente:
1- La improvisación como técnica, como ‘manera de hacer’.
2- La improvisación como ‘género’, es decir, lo que habitualmente se suele asociar, por herencias, con la denominada ‘improvisación libre’. Esa improvisación idiomática que, a día de hoy, por su carga histórica, puede ser identificada sin lugar a dudas como género, a pesar de que la improvisación como tal nació como una pura subversión a la idea de género. Es evidente que esta idea ‘carca’ de improvisación como ‘la improvisación libre del Reino Unido en los años 60’ poco o nada tiene que ver, ya, con la escena de música improvisada. Aunque, por suerte o por desgracia, todavía quedan muchos acercamientos a la improvisación -también en el estado español- que recuperan ese espíritu, ya a día de hoy tan manido y académico. Con ‘improvisación idiomática’ me refiero, para que se entienda, a «si tú haces PIIII, yo hago POOOO».
3- La improvisación como ‘trabajo con los significantes elididos de la estructura previa de la música’, esto tiene que ver con lo que comentaba en otro post al respecto de que tanto improvisación como composición (entendida como ideación previa del tipo que sea, ya sea la partitura clásica o la tablatura del rock) están sometidas a determinados mecanismos de producción de subjetividad y de ‘preformación de la música’, y que todo trabajo sonoro, sea improvisación o sea composición, es un obrar precisamente en esos huecos de la estructura, en ‘dar lo que la partitura no da’ o ‘subvertir los mecanismos de producción de subjetividad’, como se quiera. Esto lo he resumido mucho aquí pero en otro post anterior he intentado tratar sobre ello más extensamente.
4- La improvisación como ‘praxis’. Esto tiene que ver con algo que, de alguna forma, va más allá de lo idiomático y convierte la situación de improvisación en una ‘pura inmanencia’. Lo idiomático tiene que ver con el género, y por eso la improvisación, cuando es ‘todo lo improvisada que puede ser’, se rebela contra la idea de género. Esto no tiene ya nada que ver con esa visión antigua de la ‘improvisación idiomática’ -tan propia de los padres de la improvisación y de las orquestas de improvisación con ese tufillo carca post-jazzy que tienen casi siempre- sino que plantea la construcción de la música en base a otros parámetros. Esta es la que, a mi parecer, tiene a día de hoy más presencia en la música improvisada, o al menos la que plantea los aportes más interesantes (respecto a esto aconsejo escuchar y leer ‘Idioms and Idiots’, un disco-texto que sacaron Mattin, Jean-Luc Guionnet, Seijiro Murayama y el filósofo Ray Brassier).
Carlos, voy a decir algo que puede parecer una obviedad pero en realidad no lo es tanto: que realices unos u otros ejercicios con los objetos que te encuentras en el lugar donde realizas la fonografía para que queden registrados no hace que tu trabajo se convierta en música improvisada. Es más, me atrevería a decir que ni siquiera hace que estés obrando con la improvisación como ‘técnica’. A mi parecer, esto es simplemente trabajar con la mayor o menor amplitud de movimientos que te permiten las ‘reglas del género’. Hay que insistir una y mil veces en una cosa: el género tiene función de partitura. Por ello, en tu caso, creo que la manera de encarnar realmente un proceso improvisatorio sería actuar precisamente en esos huecos que permitirían tambalear esa estructura que de género -y no nos olvidemos que el género, la separación, en todas sus facetas, es un producto eminentemente capitalista-. Es decir, hacer que esa grabación que tú estás haciendo en ese momento, de alguna forma, no se convierta en esa ya tan manida ‘FIELD-RECORDING MUSIC’, sino que haya un plus. ¡Un plus de goce! Un ? que atenta contra la estructura.
Jaime, me gustaría también opinar respecto a lo que dices: «…hasta llegar a la gran apertura armónica de la música dodecafónica.»
¡No estoy en absoluto de acuerdo en que fuera ninguna apertura! Todo lo contrario. El dodecafonismo, como fenómeno específico del esplendor de la Modernidad -es decir, en las Vanguardias del siglo XX-, no es más que una estructura rigidísima de reglas. Es lo propio del Proyecto Moderno, sobretodo de la época de las Vanguardias: un cambio social a través de la renovación estética. El ideario y el manifiesto. Una rigidez muy apretada de normas, sin duda liberadoras, pero estrictas aún así.
Saludos,
Héctor.
En mi anterior post, donde pone «tambalear esa estructura que de genero» es, evidentemente, «tambalear esa estructura del género».
Y hacia el final, donde dice «un ? que atenta contra la estructura», es en realidad «un ‘a’ que atenta contra la estructura».
¡Saludos!
Héctor.