A mi tampoco me va mucho esto de la discriminación positiva, no hay nada que más aborrezca que el simplismo crítico y político de la cuota (página 13) que sólo aparenta una igualdad. Otra cosa es que el mundo de la electrónica sea algo oscuro, y que muchas veces el cartel de los festivales y el público asistente a estos se parezca al de una tienda de comics de superheroes. Como apuntaba hace poco Santiago García hablando de Jack Kirby, género y género en la cultura muchas veces están demasiado unidos.
En el campo de la música electrónica esto ha dado giros interesantes. Históricamente, esto de lo que venimos a comentar se da tanto en la musicología feminista de primera ola (esto de la ola siempre me ha hecho gracia) que tenía la intención de rescatar nombres ocultos por la musicología tradicional, hasta los trabajos posestructuralistas que tratan de poner en duda las bases del canon para explicar por qué determinadas obras y géneros se han considerado menores.
El ejemplo clásico es Lili Boulanger, aunque más recientemente, y dentro de la electrónica, quizás sea lo suyo hablar de Clara Rockmore y Charlotte Moorman [1] [2].
La más reciente recuperación en este aspecto has sido la de Eliane Radigue, de la que hemos tenido noticias por el fanzine Mujeres con pajarita primero, y por CTM Berlín después.
Pero aunque la razón ideológica sea necesaria, las formas de esta razón, muchas veces, no son tan bien aceptadas. En este sentido es muy interesante el comentario humorístico (llámemaslo post-loquesea) que hace Jan Jelinek al inventarse a la pionera Ursona Bogner y firmar con su nombre una música que nada tiene de pionera, demostrando hasta que punto ciertas figuras pueden rescatarse para contruir nuevas historicidades, antes que para reparar otras o salvar alguna desigualdad.
ursula bogner – sonne = blackbox (album preview) by experimedia
En cualquier caso habla también sobre la necesidad de una indeterminación de género, pero para esto ya hay que ponerse a hablar de heternormalidad y demás asuntos que tampoco son ahora imprescindibles.
En cualquier caso, lo femenino puede ser también el título de algo, sin darle muchas más vueltas, que es a donde nos trae todo esto, en referencia a una propuesta que nos llega llamada Female Effects. Imagino que un juego de palabras para exponer la naturaleza electroacústica del asunto, además de su ordenación genérica.
En estado de mecenazgo, que tristemente es cada vez más común, se presenta este festival del que dan el nombre de artistas que trabajan con instrumentos tradicionals manipulades elctrónica y digitalemente en directo, centrados en la sensorialidad del oyente. Directo dese la Haya, en dirección a España/Portugal.
Marie Guilleray, Kate Moore, Ji Youn Kang, Fani Konstantinidou, Yamila Ríos , Barbara Ellison, Maria José Belenguer, Lula Romero, Marisol Jimenez
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