Ya sabemos que los formatos de exhibición de lo sonoro son amplios y contaminados. La sala de museo, el club, el vinilo, la web, el festival o la misma actitud de caminar son algunas formas de entenderlos. 11 de las 86 obras presentadas en ARTe SONoro que se inaugura este jueves 22 de abril se sitúan en el espacio de La Casa Encendida de Madrid.
Una de las grandes salas de exhibición del centro serán ocupadas por la escultura de gran formato de Angela Buloch Disenchanted Forest x 1001, un comentario sarcástico sobre el sitema de numeración de árboles de Berlín. (test pattern [nº2]) de Ryoji Ikeda, comisionada para la ocasión por el centro de arte y presentada dentro de la muestra como instalación inmaterial, trata de repensar los modos de representación y percepción de los miles de datos que circulan por esta (otra) realidad digital. Como un comentario al minimalismo tantas veces sordo y mudo, Carsten Nicolai presenta una instalación con importante espesor conceptual, compuesta por distintas obras suyas que se ordenan en Anti y Reflex. Si Anti está dominada por el monolito negro de la melancolía de Durero que reacciona a la presencia de los visitantes, Reflex presenta un gran poliedro blanco que genera una ilusión acústica al ser percibida desde dentro o fuera. Para completar la serie de obras presentadas en las salas, en uno de los torreones del espacio se situará la instalación de Minoru Sato irregularity / homogeneity : emerging from the perturbation field que funciona como una visualización no-coclear del sonido.
Junto a este torreón, en el suelo de la terraza se localiza la pieza simple y concreta de Katja Kölle Staccato-bianco, un pavimento de baldosas móviles. The Thinking Machine de Martin Riches and Masahiro Miwa presenta otro ejemplo de tecnología básica que se concreta en un objeto imnótico de resonancias ambientales. Completan las obras par la terraza los puntos de escucha de Chirs Watson basados en las grabaciones de campo con hidrófonos realizadas en enero de 2010 en el Polo Sur, que recogen el canto submarino de pingüinos y mamíferos marinos bajo el título Sea Ice: Voice from a Frozen Ocean. Dialogando entre los espacios presente y pasado, público y privado, el capanario de la casa volverá a sonar con las grabaciones de Llorens Barber, en su obra Oyes Ergo Mueres (¡gran título!) que volverá a recordar las horas del día mediante un patch de Pure Data diseñado por Oscar Martín.
Para que nada quede en silencio, las escaleras del centro estarán ocupadas por la obra de Jason Kahn Two Flights que piensa sobre el espacios social del sonido, sobre la relación entre el espacio y su escucha. Andrés Ramírez Gaviria instalará Between forms of representation and interpretation, otro modelo de visalización de datos codificado en luz y sonido, otra manera de pensar los materiales esenciales de la representación. A modo de audiogías entre todas las obras, Ángeles Oliva y Toña Medina han realizado Une los Puntos.
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