Nuetro primer contacto a la llegada a Sonic Acts fue con la película 1859 de Fred Worden, una obra de 30 planos construída cuando el LSD era ilegal. La proyección sirvió como antesala lisérgica a la programación del viernes centrada en el audiovisual. Fred Worden citó el trabajo de Bruce McClure como introducción a su conferencia After hours in the cerebral kitchen. Esta charla fue una explicación básica de el complejo trabajo que necesita una película como la exhibida. Según él, el ingrediente secreto para todos sus films, es la parte negra que queda entre imagen e imagen, a partir de lo cual puede enlazar estas proyecciones con conceptos como la ilusión Phi, basado en teorías gestálticas de Maas Wertheimer.
Es precisamente en la oscuridad que sigue a la imagen, cuando los mundos colisionan (WHEN WORLDS COLLIDE, película proyectada tras la charla), creando el sentido propio de estas películas. Un sentido que se basa en el materila mismo de la película, y que F.Worden ha mantenido incluso al pasar del celuloide al DV en 2004.
El título de la película podría hacer referencia al libro de Philip Wylie y Edwin Balmer escrito en 1933 y su adapatación homónima al cine de 1951 When Worlds Collide. La diferencia, es que mientras las versiones de ciencia ficción hablaban sobre choques interplanetarios, estas hablan de choques de imágenes. En cualquier caso, es a partir de estas colisiones desde donde se produce el sentido e incluso el argumento.
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