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Anunciábamos hace unos meses la preparación de la próxima edición del Encuentro Internacional de Creación Sensxperiment, que tras diez años de andadura, se renueva con un formato trienal, celebrando el grueso de sus actividades el próximo 2011 en Lucena y Córdoba principalmente.
Comentamos entonces que tras la colaboración realizada el año pasado con el proyecto online Mediateletipos-Retrospecta, Sensxperiment nos ha invitado de nuevo a participar, esta vez confeccionando la programación y actuando también como plataforma de difusión para sus actividades. De hecho, gracias a esta colaboración, hemos estrenado el nuevo aspecto que nos acompaña desde hace semanas.
El título escogido para la próxima edición de este encuentro es ‘Inmersión Sensorial’, y quizá antes de nada sea oportuno reflexionar un poco acerca de tan amplio, escurridizo y sugerente concepto, y sobre todo, introducir cómo nos aproximaremos a él.
Por un lado, se podría afirmar que el paradigma de la inmersión siempre ha estado presente en la creación artística, directamente ligado a conceptos como el de ilusión y la representación de realidades ficticias. El teatro y la literatura (también el cine, la televisión, el video e incluso la radio) han buscado sumergir al espectador en su narrativa, intentando diluir la distancia e involucrarle al máximo. Encontramos por ejemplo recursos pictóricos clásicos, como el trampantojo, empleado para engañar al ojo e incrementar la sensación de realismo e inmersión, o formatos como el panorama y el diorama, bastante populares a finales del s. XIX. Desde el inicio del pasado siglo y partiendo de conceptos como la ‘Gesamtkunstwerk’ (precisamente inspirado en el antiguo teatro griego), ha surgido en paralelo al desarrollo de las posibilidades técnicas, un afán por unificar los medios empleados, las disciplinas artísticas y los sentidos, manipulando todos los elementos al alcance para alcanzar un estado de inmersión total por parte de la audiencia. Siguiendo esa interpretación multisensorial, aparecen el desarrollo de conceptos como el de sinestesia, el intermedia o el género de la instalación artística, con multitud de trabajos en los que el espectador (convertido en muchos de estos casos en partícipe) es sumergido en la obra. Los ejemplos actuales más evidentes los encontramos en los videojuegos, la realidad virtual (la que ocurre en Internet, a través de interfaces o bien en entornos especiales de última generación), el re-emergente cine 3D, los parques temáticos o en una variedad de trabajos catalogados dentro de lo que se viene a denominar ‘new media’.
No obstante, no es necesario referirnos a la historia del arte ni del entretenimiento para apreciar este fenómeno, que es parte de nuestra experiencia más cotidiana y aparece también por ejemplo en casi cualquier ritual popular que se precie, desde en las más remotas culturas aborígenes hasta en una procesión de Semana Santa, una rave de música electrónica o un concierto de metal.
Hoy en día encontramos muchos trabajos artísticos y de ocio —discutir las diferenciaciones ya es otra historia— que incluyen el término inmersivo en sus descripciones. En muchos casos esta es una manera de destacar su alto grado de multisensorialidad, hiper-realidad, el carácter íntimo y subjetivo de las experiencias ofrecidas, o simplemente es un mero gancho conectado al despliegue tecnológico del que hacen gala.
En esta edición de Sensxperiment, lejos de querer abarcar todas las posibles manifestaciones de tan variado concepto, pero manteniendo un carácter abierto y ecléctico, nos hemos propuesto examinarlo en relación a una serie de trabajos artísticos que parten sobre todo de la creación audiovisual, con especial énfasis en la exploración de las cualidades envolventes, íntimas e incluso físicas de la escucha y el medio sonoro. El objetivo es mostrar piezas recientes y rescatar ejemplos históricos relevantes, basándonos sobre todo (aunque no exclusivamente) en el valor de todas ellas como experiencias perceptivas. También nos gustaría contextualizar estos trabajos, indagar en las experiencias que producen y aproximarlos de una manera crítica, sin mayores pretensiones que la de contribuir a su difusión y acercar al público interesado trabajos y experiencias que en muchos casos pasan bastante desapercibidos.
Habrá varias líneas de investigación entrelazadas, tocando temas como el cine expandido y el live cinema, las relaciones entre sonido y espacio, el soundwalk, el paisaje sonoro y la escucha profunda. En pocas palabras, nos interesa mucho más tratar la inmersión desde lo perceptual y sensorial que desde lo espectacular o como un formato estrictamente tecnológico.
La estructura general del proyecto está basada en una investigación dinámica que se manifestará a partir de este momento mediante una serie de publicaciones regulares en Mediateletipos, funcionando como complemento a los eventos físicos organizados en 2011 (con aperitivos en 2010 que anunciaremos a su debido tiempo). Los posts dedicados a este proyecto aparecerán en el flujo habitual de los teletipos, además de quedar agrupados en una sección de la web habilitada para ello.
Muy interesante el tema. Y ya no digo todo lo que puede dar de sí. Especialmente en el mundo sonoro hay dos paradas irrenunciables: los automátas o maquinas sonoras hasta la llegada de la reproducción mecánica y, como no, la gran arma de contaminación y manipulación acústica del siglo XX: la música grabada. Desde su comercialización, a partir del invento de Edison, ha sido el pozo sin fondo donde los «trampantoidos» han condicionado toda nuestra escucha, musical y social.
El año pasado durante el WFAE en México hice el paseo sonoro con Westerkamp, desde entonces siempre lo hago como parte de mis talleres. En noviembre lo hice en Buenos Aires en unas áreas verdes del puerto con unos veinte alumnos, el paisaje sonoro era muy diverso a esas horas del mediodía (sonidos de mar, barcos subgraves, muchos animales, sonidos de obras en los rascacielos que están construyendo). . . Bueno, lo que quiero contar es que después de ese paseo quedé como en trance, escuchaba absolutamente todo, y en la noche durante los conciertos del festival escuchaba; los sonidos del público, los animales y las voces fuera de la sala, cada instrumento en detalle sobre todo sus ruidos, absolutamente todo en forma simultanea. . . . después cuando caminaba por la alta noche rumbo al hotel seguía escuchando todo en estado de trance (ojo sin ninguna ayuda química, jajaja). . . pero esta capacidad perceptiva aumentada desapareció cuando llegue al hotel y me conecté a internet. . . ¿Cómo hacer que nuestros sentidos se agudicen y que esa sensibilidad sea permanente?. . . Últimamente me he preguntado si de tanto escuchar o ver, la parte de nuestro cerebro que trabaja en eso se cansa, es decir agota su energía y dejamos de escuchar por un rato. . . pero después de vivir esa experiencia me dí cuenta no es eso. . . . El problema es de atención, de que ese estado de conciencia profunda no forma parte inherente de nuestra ontología. ¿Cómo hacerlo entonces permanente? Haría esa pregunta al Sensxperiment. . .
Otra cosa que se me ocurre es plantear si esa experiencia perceptiva profunda que se plantea, no implica como consecuencia inevitable una inmersión en el mundo. Es decir, esa hipersensorialidad nos llevará a fin de cuentas a entender mejor lo que pasa a nuestro alrededor (a todos los niveles; político, económico, social, antropológico, etc, etc. no sólo estético)
¿Cómo hacer que esa percepción estética profunda sea permanente y nos deje completamente despiertos a la realidad?