[esta crónica no pudo publicarse a tiempo, básicamente porque blogguear en barcelona es tan complicado como el programa del propio sónar o la complejidad inabarcable de la ciudad de barcelona, y todo sea dicho, no teníamos internet más que en la zona wifi del sónar… así que si había que decidir entre blogguear y escuchar… siempre ganó el audio]
crónica a medias entre abrelatas y mediateletipos.net
Sónar 2. Bueno, básicamente estamos tan cansados que no vamos a escribir nada del día de hoy. Quizás ahora empezemos (zemos98) a entender porque casi nadie bloguea durante el Sónar (ver también nota inicial). Y es que las plantas de los pies pueden dolerte hasta el punto de no pensar en otra cosa. Bueno sí, en una tumbona blanda, cómoda y alejada de tanto ruido. Pero qué demonios, el cuerpo siempre termina pidiéndote más. Más y más ruido. Más y más tralla. Y aquí estamos de nuevo, intentando reponernos del Sónar de día para irnos al Sónar de noche (la otra dimensión).
El día empezó en la zona wifi. Comprobamos el ambiente de profesionales agobiados tomando zumos naturales a 4 € y tratando de enviarle las fotos a Hans, ese dichoso Jefe de Redacción que no hace más que llamarte cada 5 minutos para preguntarte cómo va el envío. ¿Por qué será que los jefes nunca se preocupan de si te lo pasas bien o de si aprendes? Bueno, Hans dejó en paz a sus amigos y estos se fueron a ver nuestra charla.
¿Por qué tuvo que pasar que el único fallo técnico que hemos vivido en el Sónar fue precisamente al inicio de nuestra charla? (luego hemos visto otros, jeje) Empezamos con el video de Jean-Gabriel Periot “Even if she had been a criminal”. Y fue un acierto. Luego vino nuestra habitual dispersión, nuestra habitual certeza acerca de que hay que estar entre educación y comunicación, y nuestro intento de síntesis dividido por tres (pedro, rubén y felipe). Estuvieron también allí Benito (haciendo los coros desde el público), Sofía (espiando a través de una pequeña pantalla), Juan (de espíritu), Ramón, Blanca, Julio, Berio [gracias por el vídeo], unas 30 personas más y por último el traductor, que por otra parte fue la persona que hizo posible que estuviéramos allí (de hecho nos tradujo por gusto…Pedro, no nuestro Pedro, sino otro, el del Sónar, el de Hangar, Pedro… . Después de ahí estuvimos haciendo kung-fu con el camarero del Bar del Centre D’art Santa Mónica, que tras alimentarnos y meternos dos leches, nos envió directamente al CCCB.
Nada más llegar nos encontramos con Doravideo. Do you know Doraemon? Pues imagínatelo remezclado con un software que le permite al maestro de ceremonias controlar desde la percusión de una bateria los diferentes scratches del video. Algo difícil de imaginar. Pero la clave no está en la tecnología. Está en la capacidad del creador para hacer sentir que su ritmo es tu ritmo. Lo sentimos…y el resto de los asistentes también. 2 puntos para los momentos de bush y el karaoke japonés. 3 puntos a la intensidad.
La última de las batucadas japonesas de DoraVideo nos condujo hasta el Village donde estaba Dj Barbara Streisand. El Sónar se parece por momentos a las famosas fiestas de la MTV. Relax, bikinis, bañadores, sol, repertorio de gafas de sol y gente con ganas de follar que en vez de eso lo que hacen es bailar y mirar a su alrededor. ¿Fiesta o festival? Da lo mismo, si no te gusta el Village puedes irte a otro lado en busca de propuestas más “inmersivas” (la palabra del año).
Y ese fue el caso. Nos encontramos de repente con un Jedi japonés llamado Optrum que modificaba la señal sonora del encendido y el apagado de un tubo de neón a través de unos cuantos pedales like guitarra eléctrica. Eso y su compañero de batería hicieron que nos sintiéramos en medio del futuro. Una puesta en escena ultratecnológica (sin proyecciones, sólo la luz(x) y el sonido) y desgarradora que nos volvió a atrapar a todos en la primera línea de público. El apunte: varias de las cosas más interesantes que estamos viendo aquí son propuestas que no son barrocas en su planteamiento sobre lo sonoro: un batería, una señal y dos personas. La anécdota: Pedro ya tiene nuevo fondo de móvil. Ver el vídeo de alg-a
Y lo último del Sónar Día fue Birdy Nam Nam. Al menos yo (abrelatas) era una de las pocas cosas (lo reconozco, me está fallando la melomanía sonora) de las que tenía referencias (videos en internet en dailymotion). Parecía interesante, un grupo clásico (batería, bajo, guitarra y platos) reconvertido en grupo postmoderno: plato, plato, plato y plato. Plato por 4 y tiro por que me toca. No sólo no defraudaron sino que fue la mezcla entre lo lúdico y lo no lúdico que más nos/me ha cautivado. Son humanistas del scratch. Se conocen, se miran, se sincronizan, improvisan, hablan, retardan, aceleran, rompen, gritan y te mueven. Te mueven irremediablemente. Y te rindes. Pedro piensa que tampoco es para tanto, aunque divertido y por eso…
Lo último de Sónar Día fue realmente Toshi Iwai, antes pasé por el Hall que estaban Hifana, una suerte de vj’s+dj’s+scracht a lo japonés, no tan exquisito como los franceses, pero no estuvo mail. De Iwai podéis ver un vídeo desde alg-a, lo más interesante es la intención de hacer visible el interfaz, el propio aparato Tenori-On, que sí, da envidia, y te gustaría tocarlo a ti. José Luis de Vicente también ha hablado de él.
Y por fin llegó el Sónar de noche. Imaginemos una manada de Elefantes medio bebidos, medio drogados pero con la convicción de querer bailar. Y ahora imaginemos que esos elefantes consiguen llegar hasta un polígono industrial en las afueras de Barcelona y deciden entrar en Sónar. Así es como te pueden sentir si no has ido nunca al Sónar de noche. Reconocemos cansancio y poca predisposición para los escenarios megálomanos. Demasiada distancia entre la persona que toca la máquina y los que se supone que tienen que escuchar. Aquí no se escucha mucho, aquí se baila. Y aquí ni se pregunta si es fiesta o festival. Lo mejor de la noche (sin que llegáramos a tiempo de ver a Rahzel) de nuestro particular itinerario (calculando que habremos oteado un 40% de lo que allí sucedió) fueron dos propuestas que coincidían en horario,el duo pre-DJ Shadow de Griffi y DJ2D2, impagable las mezclas y la intuición que tenían… Trabajos manuales y el incombustible Jeff Mills, que subido a un escenario sobredimensionado y lleno de luces, parecía una pequeña y ruidosa hormiga recorriendo nuestros sentidos. Autobus. Ducha. Cama. El loop se vuelve a repetir.
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